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la ciudad de las damas

Buenos Propósitos

Hacer la lista de los Reyes/Reinas/Magas/Hadas, según versión a elegir, ya fue un tema complejo. Pero hacer la de los buenos propósitos del año que empieza no lo es tanto, porque existe una lamentable y aburrida coincidencia que concentra las aspiraciones generales en perder algunos kilos y ganar algunos conocimientos, ya sea de chino mandarín o informática. Para las mujeres podría ser más fácil porque a pesar de la diversidad de preferencias o ideologías, nos podemos poner de acuerdo en un par de cosillas, de incuestionable beneficio tanto individual como colectivo.

Una sería la de vencer esos complejos ancestrales que a la mayoría nos autoasignan posiciones subordinadas y papeles de segundonas. Nada más falso que afirmar que detrás de los grandes hombres, hay una mujer. Y si la hay, su valor es similar a una silla, donde ellos reposan sus posaderas mientras que ellas no reciben ni una migaja de reconocimiento, ni comparten prestigio, ni reparten méritos. Ya va siendo hora de que las mujeres dejen de optar a la clase B, y preparadas, ambiciosas y brillantes como hay muchas, aspiren a ocupar el puesto que merecen. Y no solo en las ocupaciones con más proyección pública —léase Presidentas, alcaldesas y concejalas— sino también en otras esferas más domésticas y cotidianas donde las mujeres demuestran cada día su competencia, pero no reciben a cambio la visibilidad y el reconocimiento que merecen. AMPAs, comunidades de vecinos , fallas, asociaciones culturales, deportivas, musicales, profesionales,? En todas ellas puede haber mujeres que curran de lo lindo, aportando ideas y tiempo con generosidad y acierto, pero que, imbuidas de ese ansia de discreción ancestral, y entrenadas en la inseguridad y la autoexigencia, dan un paso atrás cuando una votación ha de confirmar su valía. 2016 podría ser en Xàtiva, el año en que muchas mujeres den un paso al frente porque están y porque valen.

Continuando con esta labor de distribución equitativa de las cargas y privilegios, quizás sería un buen año para que las mujeres concentraran parte de sus considerables energías en sí mismas. Y no es un ejercicio de egocentrismo, sino de reconocimiento de las propias necesidades para darles satisfacción, que es una legítima aspiración de cualquier ser humano. Ello puede requerir invertir tiempo y dinero en el propio perfeccionamiento, aprendiendo idiomas o adquiriendo nuevas técnicas y habilidades. Pero también priorizar el cuidado del propio cuerpo y mente, a los que exigimos gran rendimiento pero dedicamos bien poca atención. En 2016, va siendo hora en esta ciudad, de que las mujeres se cuiden y mimen en la misma medida, por lo menos, que nuestros conciudadanos, que con toda legitimidad disfrutan de ese privilegio. No necesitamos más permiso que el nuestro.

El último propósito de nuevo año debería ser el de colaborar con otras mujeres, tejiendo alianzas para hacer realidad esa «modernez» de la confluencia que nosotras llevamos poniendo en práctica desde hace miles de años. La famosa rivalidad entre mujeres es y debe seguir siendo un mito que sólo persigue quebrar uno de los elementos que más poder nos da: nuestra capacidad de unir esfuerzos. Juntas somos invencibles, solas no nos comemos una rosca. Así que 2016 puede ser el año en que las mujeres de Xàtiva se comprometan desde sus realidades cotidianas, a crear las sinergias necesarias para que los temas de mujeres abandonen la página de sucesos o las de sociedad, o simplemente la invisibilidad con que se nos castiga habitualmente. Y aquellas que detentan responsabilidades fortalezcan la necesaria conexión entre ellas capaz de empoderarlas de verdad. Ojalá 2016 sea un año a recordar porque empezaron los cambios, desde abajo y para las mujeres.

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