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Cartas desde el desierto

Pedagogía

No seré yo quien, después de dar clase treinta y cinco años, reste valor a la Pedagogía. Pero su eficacia se mide a largo plazo y eso siempre que todos los que se llaman a sí mismo «pedagogos» remen en el mismo sentido, lo que me parece imposible dada la estupidez de los tiempos actuales. Una buena labor pedagógica debe ir siempre acompañada de firmes medidas correctivas, léase multas. Sin ellas es un brindis al sol. La ciudad de Xàtiva nunca se ha caracterizado por su limpieza en el concierto de urbes europeas y es hora de ponernos al día en ese capítulo. Llevamos muchos siglos con esa asignatura pendiente, también. Vamos a probarlo.

El año 1506, se hacía un llamamiento a la población para que no se tirasen inmundicias en las calles y plazas de la ciudad. El año pasado, muchos jóvenes, chicos y chicas, meaban en las calles, vaso en mano, con motivo de una procesión laica e incívica. Durante siglos, el portal Fosc o de Valencia ha estado sucio por las defecaciones humanas hechas al amparo de su peculiar estructura arquitectónica. Hoy, las defecaciones caninas vuelven a hacerse evidentes una vez anunciada la suspensión de los análisis de ADN. El año 1512, se prohibía arrojar suciedad en los descampados. En nuestros días, todos los jardines de la ciudad aparecen llenos de rastros de múltiples «botellones» los fines de semana. El año 1514, se prohibía tirar basuras en el portal de Sant Jordi. En las madrugadas festivas de este año se puede encontrar gran cantidad de vómitos, esparcidos por nuestras calles. En 1759, el mesón regentado por el sargento inválido Manuel Felipe en la plaza de San Jaime, fue cerrado por orden del Ayuntamiento porque todo se servía «con la mayor suciedad». En nuestros días, proliferan los chorretones de grasa y los charcos de aceite en los chiringuitos improvisados de la fira més gran del món.

El año 1520 se hacía un llamamiento al vecindario para que, con motivo de la visita del virrey, se barriesen y regasen las calles, de aspecto indecoroso a causa de la suciedad, además de que «se alegrase» el vecindario por su venida. Nosotros, en fin, nos alegraríamos del advenimiento de la limpieza e higiene. Pero, a falta de otra cosa, seguiremos centrados en la Pedagogía. Total, quizá dentro de quinientos años hayamos conseguido mejorar algo.

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