Ala vista del programa electoral de 2015 del partido socialista en Ontinyent, o no existe o no se percibe un decálogo de prioridades concretas. Vemos que aquel programa se desgajaba en grandes bloques, trufados de titulares un tanto genéricos y por ende sin concretar (como por otra parte constituye una práctica bastante generalizada entre los partidos). Se hablaba de gestión eficiente, políticas para las personas, gobierno abierto y transparencia, deportes, cultura, educación, bienestar social y política económica. En total, 75 propuestas. Para algunos sesudos economistas preocupados por el desarrollo económico, esta es «la prioridad para ser una ciudad competitiva». Una cuestión de la que no se puede tachar al gobierno de Jorge Rodríguez de dormirse en los laureles. Muy al contrario. Conviene evocar al respecto que «tres de cada cuatro centros urbanos crecieron más rápido que la economía de sus respectivos países entre 2005 y 2012 de un total 750 ciudades del mundo analizadas para el Banco Mundial. Otros datos que nos ofrece el mismo estudio dice que «las ciudades que crecieron más rápido, lo hicieron con los sectores comerciables (como la industria o el turismo), y crecieron 2.5 puntos porcentuales más que los sectores no comerciables».
Por tanto, la expansión mercantilista entraría en el contexto de esa coyuntura económica para Ontinyent. Es más, en el aludido programa electoral socialista, en su punto 62 dice: «Desarrollaremos un urbanismo comercial que permita mejorar nuestras áreas comerciales haciéndolas más atractivas y cómodas». Y en esa postura se inscribiría el anuncio de remodelar parte de la calle Martínez Valls.
Hasta aquí digamos que todo responde a un guión y a una coherencia. Sin embargo, como bien es sabido, las prisas nunca son buenas consejeras. Y hete ahí que el pasado mes de septiembre, Rodríguez, como nuevo presidente de la diputación, alumbró un Pla d'Inversions Productives lleno de premuras. Obviamente, es de creer que con el objetivo de no perder dicho tren inversor desde el gobierno municipal y dado que no precisan de consensos ni debates, echaron mano del Pla Estratègic d'Actuació Comercial. Presuntamente ya desfasado por el paso de los años —pues data de 2004— lo que pone en tela de juicio la decisión del gobierno municipal, la de apostar por una inversión de 720.000 euros en reurbanizar casi la mitad de Martínez Valls. El estudio fue elaborado antes de la vigente crisis económica. Pese a la garantía que ofrece, en la realización del estudio está la firma Pateco, dependiente de las cámaras de comercio valencianas. La falta de avales actualizados de esta prioridad es evidente. Es apostar por una inversión cuantiosa, por muy financiada que esté desde la diputación. Una decisión en la que se prima esta obra sobre otras, tan o más acuciantes. Es más que razonable, por tanto, que no suscite unanimidades ni consensos.
Y es que volviendo al mentado Pla, tenemos que en el mismo se aludía a que el «diagnóstico urbano-comercial de Ontinyent permite detectar algunos problemas» como son «la falta de espacios peatonales y los que hay son inconexos e incómodos para el peatón» o la «ausencia de itinerarios preferentemente peatonales». Asimismo, entre los objetivos generales, se cita «potenciar la recuperación para el uso urbano de los márgenes del río Clariano».
