arcó primero el At. Baleares en el minuto 20, empató el Olímpic, como no, de penalti lanzado por Rifaterra en el 30. Dos minutos después, en el 32 fue expulsado el local Bruno y aquí estuvo la clave del partido que se perdió miserablemente al no saber manipular la situación ventajosa a la que había llegado el Olímpic. Le fue expulsado por doble amonestación, casi inmediatamente, Alexis y se perdió la ventaja de un jugador sobre el equipo local, circunstancia que puso difícil la resolución del mismo, como así fue al conseguir el equipo balear el tanto de la victoria en el minuto 81 por medio del ex tarraconense Xisco.
El Olímpic tuvo fases de mando durante el partido pero solo sirvieron para confirmar su nulidad ante el gol. Fueron utilizados sus tres delanteros centro como viene sucediendo desde la llegada del nuevo fichaje Rubiato, que solo duró en el campo 69 minutos al ser sustituido por Samu, que junto a Javi Navarro forma el trío de delanteros centro cuya inoperancia ante el gol es manifiesta, véanse las tablas de los cuatro grupos de Segunda B y comprobarán que el Olímpic encabeza la lista de los equipos que menos goles han conseguido en esta temporada.
Con diez jugadores para cada uno de los equipos en el campo, en el Olímpic cabe destacar la actuación del portero Diego que evitó con muy buenas intervenciones ser goleado, hasta que en el minuto 81, tantas veces visitaba el cántaro la fuente que al final se rompió y nos dejó a todos con cara de tonto. Al parecer, después de demostrarse la incompetencia del señor Fernández Romo, existe diversidad de criterios en cuanto a su continuidad al frente del equipo, debido a que el dinero comienza a escasear y si llega un nuevo mister hay que pagar tanto al que se va como al que viene.
Prescindir de F. Romo, realizar un buen aclarado en donde no hay nivel y traer un auténtico goleador es de suma importancia. Parece mentira que Kike Alcázar con los años de vuelo que lleva encima no haya corregido errores tan visibles como los que está mostrando su Olímpic, en vez de dejar en otras manos las verdaderas e importantes decisiones que todo equipo, sobre todo de ésta categoría, exigen.
