El concejal de Movilidad de Xàtiva, Miquel Lorente, se batió ayer el cobre con los vecinos de los barrios de Sant Josep y San Joaquín para detallar «a pie de calle» el porqué y el cómo del proceso de actualización del censo de vehículos y garajes del casco antiguo, iniciado con vistas a la inminente reactivación del sistema de control de accesos, que ha funcionado de manera muy intermitente durante los últimos años y actualmente se halla fuera de uso.
Las dos sesiones informativas protagonizadas por el edil junto al Jefe de la Policía Local, Enric Gómez, dieron pie a un acalorado debate entre los partidarios de reestablecer el cierre parcial del tráfico y los detractores. Los representantes municipales respondieron a las inquietudes de los vecinos —que los interrumpieron en algunas ocasiones— y recopilaron una batería de sugerencias y quejas.
La hoja de ruta trazada por el área de Movilidad pasa por mantener de lunes a viernes la misma franja horaria de acceso exclusivo a residentes puesta en marcha con la ordenanza aprobada hace 5 años y reducirla los fines de semana y en verano. Así, el sistema de detección de matrículas y bolardos retráctiles permanecerá activo de 21 a 6 horas durante toda la semana, incluidos sábados y domingos, días en los que, en un principio, la restricción en las áreas reguladas se extendía a las 24 horas. En julio y agosto, el cierre se limitará a un horario de 12 a 16 horas, dada la menor actividad. Eso sí, Lorente se comprometió a reanudar el sistema de forma «flexible» y gradual, revisando el grado de satisfacción periódicamente e introduciendo mejoras para corregir las deficiencias que durante años originaron numerosos accidentes con los bolardos. El consistorio ha examinado los puntos débiles y quiere mejorar la señalización y el funcionamiento de los semáforos para que el conductor no tenga dudas de cuándo puede pasar y cuándo no. Entre los vecinos —buena parte de ellos disconformes con la medida—una inquietud preocupa sobre el resto: el caso de aquellos residentes de avanzada edad que han de ser trasladados en coche por familiares que no tienen permiso de acceso al casco antiguo cuando los pilones están levantados. Gómez mostró flexibilidad con las personas en esta tesitura y se comprometió a atender sus requerimientos mediante los interfonos que conectan con la centralita de la Policía, que volverán a funcionar tras un largo periodo averiados.
Lorente puntualizó que la reinstauración del control de accesos no es «un capricho» del equipo de gobierno, recordó que el sistema costó más de 1 millón de euros y subrayó que el casco antiguo está soportando un volumen de tráfico desmesurado —más de 2.000 vehículos diarios—, que genera puntos peligrosos y una contaminación acústica excesiva. El edil censuró que la anterior corporación incumplió la ordenanza al no actualizar cada tres años el censo de vehículos: de ahí la «distorsión» derivada de que hay un número de coches con posibilidad de acceso muy superior al volumen real de residentes con esta necesidad.
