El histórico cantautor catalán presenta en Xàtiva su último disco, Dues tasses, en el que además de canciones nuevas incluye revisiones de temas emblemáticos y una versión de una canción de Ovidi Montllor, con el que tuvo una estrecha relación de amistad. «Éramos íntimos amigos», señala. Quico Pi de la Serra (Barcelona, 1942) defiende la labor de los cantautores y aboga por la vigencia de los temas de denuncia social.
Presenta en Xàtiva su último trabajo discográfico, «Dues Tasses». ¿Qué contiene el disco?
Es un disco de 16 temas, algún instrumental de blues. Tiene canciones rápidas, lentas, de amor, de denuncia. Un buen disco.
También hay versiones de canciones emblemáticas suyas: «Inventari», «Els fariseus», «Sóc poeta»,... ¿Es una actualización de las originales, una revisión?
Sí. En los últimos discos hay canciones que no caben en el repertorio y lo que hago es que las rehago, cambio el texto.
Decía antes que el disco incluye canciones de denuncia. ¿Aún son necesarias?
Sabes que me pasa, que hay canciones antiguas mías de denuncia que la gente me dice que aún son actuales, como Si la merda fos or, els pobres neixerien sense cul o Merda. La denuncia aún es necesaria, se tiene que hablar para decir más las cosas. Los cantautores servimos para alertar, para denunciar, para informar. Hacemos en cierto modo lo que antes hacían los profetas.
También incluye una versión de «L'escola de Ribera» de Ovidi Montllor. ¿Cómo es esta versión?
En cada repertorio incluyo una canción de Ovidi. Eramos íntimos amigos, era muy bueno, me gustan mucho sus canciones. Y en este caso hago mi versión. Es una canción que explica la escuela a la que fue Ovidi en Alcoi, premonitoria de los asuntos escolares. Es una canción difícil, muy dramática. Yo he variado el ritmo y la armonía, pero la línea melódica es la misma. Y el principio que hacía Ovidi no lo hacemos.
Actuaron en algunos recitales juntos. ¿Cómo era la relación con Ovidi?
En muchos. Actuamos juntos por Europa y por muchos sitios. Eramos íntimos amigos y con eso está todo dicho. Conocía a su familia, él a la mía. Pensábamos globalmente de la misma manera.
Usted es el más veteranos de los cantautores catalanes, con más de 50 años de carrera. ¿Cómo lo lleva?
Lo llevo fantástico, haga 50, 40, 20. Me da igual. Hago mi trabajo, que me gusta, me lo paso bien y lo intento comunicar a la gente. Lo llevo normal, voy cantando, viajando, haciendo mis discos,...
«Dues Tasses» contiene una canción llamada «Quan un es torna gran». ¿Lo va asumiendo?
Esa canción es un coña. Me salió porque la gente me dice que no aparento la edad que tengo [73 años]. Es una cosa casuística, muy entrañable, donde digo a esa gente que muchas gracias, pero que ya me cansa.
Actuó en el Festival de la Cançó de Xàtiva de los años 70 y 80 en cuatro ocasiones, la última en el 87. ¿Qué recuerda de Xàtiva y de aquellos conciertos?
Recuerdo conciertos muy intensos. Yo era amigo de Raimon e íbamos de vacaciones allí, con su madre, al Carrer Blanc. Tengo vivencias muy profundas en Xàtiva y me hace mucha ilusión volver.
¿Y cómo es su relación actual con Raimon?
No tengo relación. Ahora hace años que no nos vemos, pero sí tuvimos mucha relación.
Regresa a Xàtiva en el marco de un nuevo festival de autor, «Música i Lletra», que ha impulsado el nuevo gobierno local de izquierdas y que celebra su primera edición. ¿Qué le parece la iniciativa?
Yo estaba muy compungido por lo que pasaba en Valencia, por la situación política, por la corrupción. He cantado muy poco estos años porque no me contrataban. Ahora espero que cambie y se normalice la situación. Valencia es uno de mis lugares preferidos y se está mirando la posibilidad de hacer un concierto allí. Este invierno estuve actuando en un pueblo cercano a Valencia y gustó mucho.
El festival «Música i Lletra» quiere consolidarse como un festival que aúne cantautores consolidados con otros que comienzan. ¿Cómo lo ve?
Me parece muy bien. Todos formamos parte del espectáculo y que podamos estar en un festival como este es fantástico.
