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El día que la Ofrena enfrentó a los falleros con la Iglesia

La negativa de La Seu a que la entrega de ramos se hiciera en el Altar Major desató las iras de comisiones y público

El día que la Ofrena enfrentó a los falleros con la Iglesia perales iborra

Hace justo un año, un acto tan solemne y poco dado a los sobresaltos informativos como la Ofrena a la Mare de Déu de la Seu acabó casi casi en trifulca. Las predicciones meteorológicas eran unánimes: iba a llover por la tarde. Y así las cosas, era imposible realizar la ofrenda floral ante el retablo de la virgen en medio de la plaza de Calixto III, como viene realizándose desde hace décadas. La alternativa era hacerlo dentro de la Colegiata, a apenas unos metros. El acuerdo entre la Junta Local Fallera y la Seu fue fácil. Pero la iglesia dijo que el panel para albergar los ramos y la imagen de la patrona se iban a instalar en el vestíbulo del templo, no dentro.

Hasta ahí, la idea parecía bastante razonable. Sin embargo, se complicó. La Seu instaló un férreo sistema de vallas en la zona de la ofrenda que apenas permitía entrar por la puerta lateral de la fachada principal, depositar el ramo y salir por la puerta central. Nada de entrar a la Seu ni recrearse en la contemplación del cuadro plástico que es el ir y venir de falleras.

Y no sólo los falleros estaban de uñas. El público en general no podía presenciar la ofrena primero, por la falta de perspectiva visual del emplazamiento. Y segundo porque, ante la persistencia de la lluvia, la intención era guarecerse dentro de la Seu y presenciarlo a cubierto. Recriminaban que se colocara tan cerca de la puerta el panel y no en el Altar Major, donde el lucimiento hubiera sido total. Lo que parecían un par de quejas aisladas, un runrún de desaprobación, fue in crescendo. Y falleros y espectadores estallaron. De tal modo que al acercarse el abad de la Seu, Arturo Climent, a ver qué sucedía fue increpado de manera casi violenta. Gritos, abucheos, reprobaciones subidas de tono...

Hoy: dentro de La Seu

Climent, que ya no es abad de la Seu desde septiembre, pasó uno de los peores días al frente de la Colegiata. Dos comisiones dieron media vuelta y realizaron la ofrenda en la Merced, que les abrió sus puertas. Para hoy, el nuevo abad, José Canet, y la Junta Local Fallera (llueva o brille el sol) ya han fijado la ofrenda en el Altar Major.

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