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El mirador del Benicadell

El eterno déficit de comunicaciones

En los pasados días veíamos cómo se hacía público que «Ontinyent contará con fibra óptica y 4G este mismo año». Loado sea Dios, por tal proverbio. El porqué Telefónica ha atendido la petición del Ayuntamiento de Ontinyent y Coeval, al anunciar «una inversión de 1,25 millones de euros en la primera fase de las obras» ya es otro cantar, si tenemos en cuenta que dicha inversión forma parte de la suma de inversiones que, con el mismo fin, desplegará la citada compañía en muchas otras ciudades valencianas.

Complementando la buena noticia, primordial para el presente y futuro de los negocios que radiquen o se instalen en el término ontinyentí, será que se «desplegará la nueva infraestructura tanto en el casco urbano como en los polígonos industriales». Y es que si tenemos en cuenta las previsiones que apuntan los eruditos en Internet, el futuro de los próximos quinquenios pasará, en muchos aspectos de la vida cotidiana, por cualquier aplicación, habida o por haber, en esas autopistas de la comunicación instantánea que es Internet. Ya sean comerciales, de compra o venta, de gestiones administrativas, y no solo bancarias, o de las miles de aplicaciones que para su normal actividad precisaran de banda ancha y por ende de fibra óptica.

Resulta paradójico que, frente al tradicional déficit de comunicaciones que ha venido sufriendo Ontinyent, y por igual toda la comarca, esa «autopista» de la comunicación que es Internet, le venga a enmendar la papeleta, a través de aplicaciones como «Bla Bla Car» o «Coche amigo», que actúan como agencias de viajes entre particulares, por cuyas gestiones de mediación y cobro del trayecto, en un coche particular, sustraen una pequeña comisión. Una opción que está siendo aprovechada por estudiantes o trabajadores con pocos recursos, que de este modo pueden viajar sin el gravamen de la gasolina o las autopistas de pago. Pero también por los particulares sin coche.

No en balde, esta suerte de aplicaciones software emerge como un bote salvavidas en estas tierras de magras comunicaciones. Cuando vemos que la tradicional línea de autobuses La Concepción, entre Ontinyent y Valencia, o viceversa, los domingos no presta servicio. Y si nos referimos a la crónicamente agónica línea férrea Valencia-Alcoi, además de pocos servicios (y pensar que solo con la pedrea de esos miles de millones de euros que los gobiernos de Madrid han dilapidado en líneas y estaciones AVE, para ofrendar glorias a la España radial, otro gallo les cantaría a las gentes de estas comarcas centrales valencianas), pues más de lo mismo, al estar obsoleta y multiplicársele los problemas, con el paso de los años. Con el agravante añadido, para quienes pretendan viajar en una silla de ruedas, que estos medios públicos no están «adaptados».

Por ello, que ayuntamiento y Coeval coincidan en destacar que la implantación de fibra óptica y 4G «es muy importante para el presente y el futuro de la ciudad y de sus empresas» en un municipio que se ha sumado y fijado como norte ser una de las 56 «Ciudades de la Ciencia y la Innovación» de España, reconocida por el Ministerio de Economía; es un buen paso, trufado de esperanzas, tanto en lo que atañe a su apuesta universitaria, como a dotarse de infraestructuras para afrontar el reto del mercado global. Mientras tanto, la multiplicación de servicios públicos que conecten los municipios de la Vall con su pretendida capitalidad ontinyentina siguen siendo desafíos pendientes.

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