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a priori

necesidad de goles

Terminaron las fiestas y con ellas esa especie de tregua que se tomó nuestro fútbol y que ahora vuelve a retomar ese pesimismo que no permite ningún tipo de alegría, calculando lo que se nos echa encima que no es otra cosa que la vuelta a la competición con el Hércules como primer obstáculo. El equipo alicantino, también con serias dificultades económicas, es candidato a uno de los puestos de promoción de ascenso. No cuenta para nada que el Olímpic en la primera vuelta fuera capaz de arrancar un empate a un tanto a domicilio. Por entonces, los nuestros ganaban como visitantes con la misma soltura que perdían o empataban en casa. La razón de semejante incongruencia estriba en que los nuestros conservaban del año anterior con Sandroni un estilo de juego y frescura basado en la pelea que imponía un centro de campo y una defensa prácticamente heredada del año anterior y que interpretaba a las mil maravillas lo que prima en Segunda B, la presión sobre el contrario como perros de presa desde el medio campo hacia atrás.

Nuestro equipo no sabe ganar jugando, lo hace defendiendo su parcela como leones, siempre basado en la fortaleza de los hombres de atrás; algo que se ha visto mermada debido a ausencias significativas que han llegado a descomponerla. También la excesiva veteranía de muchos de sus titulares ha contribuido a un desgaste lógico cuando se llevan jugadas 31 jornadas. Por si fuera poco existe una incapacidad manifiesta en los cuatro delanteros centro que tiene el Olímpic en plantilla, todos cortados con el mismo patrón. Con delanteros centro tipo tronco, cuya claridad ante el gol se hace sentir en los partidos de liga de forma negativa, sin la habilidad necesaria ni la claridad para el desmarque ni mucho menos velocidad —virtud básica en un delantero— no se puede aspirar a más, aunque sea admirable su honradez profesional porque dan todo lo que tienen.

En Alicante, en la ida, el gol del empate lo consiguió Javi Navarro y desde entonces han pasado 16 partidos sin que este jugador haya vuelto a marcar. Tampoco Samu con 3 goles en 31 jornadas disputadas ni mucho menos Rubiato —con ocho partidos jugados sin mojar— y Granell, con un tanto en su haber de ocho partidos, han demostrado nada. Sería vital dar la vuelta a semejante racha.

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