Victoria clara del Hércules (0-2) ante el Olímpic que deja en posiciones bien distintas a ambos: a unos más afianzados en la promoción de ascenso a segunda y a otros en posición de descenso y con el agua al cuello, pensando ya, incluso, en la promoción de descenso como mal menor. Aceptación, casi resignación de los aficionados, que, viendo el desarrollo del partido, guardaron silencio general salvo esporádicos gritos de apoyo, dejando que la afición blanquiazul, que se desplazó en un elevado número y que llenó casi el fondo sur, convirtiera la Murta en el Rico Pérez.
Salvo en los primeros minutos, en los que el Olímpic incluso tuvo alguna aproximación peligrosa, fue mejor el Hércules en el primer tiempo y además obtuvo la recompensa del gol en una desafortunada jugada, otra vez, al no despejar el balón tras varios intentos después de un córner.
«Los primeros quince minutos han sido buenos y estoy contento por como hemos jugado», señalaba el técnico blanco, Raúl Garrido. «El primer gol, con un claro error nuestro, nos ha hecho mucho daño. En el primer gol pasa el balón por el área y no sabemos sacarlo. No es cuestión de trabajo semanal, es cuestión de que no hemos sabido despejar un balón», continuaba explicando.
En el segundo tiempo volvió a aprovechar el rival su oportunidad para sentenciar el choque y luego ralentizar el encuentro. «El segundo gol —continuaba Garrido— ha sido definitivo y el equipo se ha desajustado, no ha habido partido. Han llegado los problemas físicos. No nos han avasallado en ocasiones». Mendoza se retiró con molestias pero se confía en poder contar con él para el próximo encuentro. Adrià Granell acusó el esfuerzo y bajó su rendimiento. Los de Xàtiva apenas crearon ocasiones con las que inquietar a Chema. Nueva derrota y diez goles encajados en los últimos cuatro partidos, por solo dos marcados. «Me preocupa que los rivales, con pocas llegadas, nos están haciendo goles», lamenta Garrido sobre el desequilibrio transformador.
