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La justicia también salva al pla de minimització

La sentencia hecha pública en la que «la jueza anula la multa que le puso Medio Ambiente a la Vall por desafiar al Consorcio», como rezaba el titular noticioso de este diario, viene a situar las aguas en su cauce. Es otro episodio que sirve para ir desvelando la corrupta tela de araña que se fue tejiendo en los aciagos años pasados. Empezando por quién ejercía de presidente del COR, Vicente Parra, imputado por sus tropelías, como su manifiesta complicidad con la UTE en la que cortaba el bacalao la poderosa FCC, lo que contribuyó a que se consolidara una pinza con la conselleria. La misma que ignoraba o escondía los informes técnicos favorables a la Vall. Y todo con fines manifiestamente turbios, como avalan las sucesivas informaciones publicadas por este diario. Por tanto, al organismo que preside Vicent Gomar ahora le asisten todas las razones para reclamar los más de diez mil euros que abonó la Mancomunitat a la Generalitat por la infundada sanción.

Con todo, lo más grave y pérfido es la herencia de líos que han legado. Tanto es así que ya nos acercamos al primer año del cambio político y aún no se vislumbra una solución firme al vapuleado Pla de Minimització de los residuos de la Vall. Mientras que el COR anda sumido en temores y cautelas, con el ojo puesto en el retrovisor, que refleja los desficacis del pasado. Pero lo que se dice resolver eficazmente y avanzar a corto plazo, ni un palmo. Por lo que no es de extrañar que para hoy, los del joven Cercle Sectorial Podem Més hayan organizado un encuentro que «se articula entorno a la minimización de residuos, su valorización y reciclaje».

Distancia corta en la cultura. Que «la Sala Gomis y el Echegaray pasan de albergar 45 y 117 actividades al año a 75 y 132», ambas de Ontinyent, como informaba Levante EMV esta semana, es una creciente buena noticia. Sin embargo, en la comparecencia de los ediles Jaime Peris y Álex Borrell se echó de menos la letra menuda de esas cifras, es decir cuántas correspondían a conciertos, cuántas a conferencias o si también figuraban como actividades los actos electorales del pasado año u otros sucedáneos culturales. Porque si la cantidad es importante, más lo es la calidad. Y se ve que en «el incremento de la oferta cultural en la presentación del trimestre» deviene en que de todo hay en botica.

Lo que no quita que las previsiones para 2016 sean optimistas, tras la eliminación de la tasa de uso que ha entrado en vigor este año, respecto a potenciar el aprovechamiento de la Sala Gomis y del Teatre Echegaray, que entronca con lo manifestado por J. Peris de «apostar por qué la regidoría de Cultura esté al servicio de los creadores». También son loables, en el contexto de la programación cultural prevista para el trimestre de abril a mayo, las actuaciones del cantautor Raimon, la del cantaor Pep Gimeno, Botifarra.

La memoria. Como nos decía Cicerón: «el pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla», por eso, y al margen del debate de banderas, lo más sustancioso que ha alumbrado el ayuntamiento de Ontinyent es que dedicará anualmente una semana del mes de abril a la recuperación de la memoria democrática, en defensa de todas aquellas personas que lucharon por la democracia. Para el próximo 14 de abril se ha programado la recomendable proyección del documental Les mamàs belgues, acompañada de las eruditas palabras de un especialista en esa materia, Joan Josep Torró Martínez.

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