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Des dels Alforins

La Tricolor no ondeará

Cada 14 de abril el Ayuntamiento de Ontinyent, al igual que otros ayuntamientos de España, conmemora la proclamación de la Segunda República colgando la bandera tricolor del balcón de su Ayuntamiento. Siempre he criticado y he sido bastante reticente a que la bandera republicana ondee en el Ayuntamiento de Ontinyent, pero no porque sea un mojigato o un acérrimo monárquico —no soy ni una cosa ni otra— sino porque creo que el ayuntamiento representa a todos los ciudadanos —monárquicos y republicanos, de derechas y de izquierdas— y mientras la forma de Estado reconocida en nuestra Carta Magna sea la de una monarquía constitucional no tiene razón de ser colgar la bandera tricolor, salvo que cambie la forma de Estado, cosa que por el momento es poco probable que ocurra. Si así fuera estaría encantado de que la bandera tricolor ondeara desde lo más alto del mástil de mi ayuntamiento, pero mientras tanto no lo veo ni apropiado ni justificado.

Existe jurisprudencia en este sentido, que obliga a retirar la bandera republicana de los edificios públicos. No entiendo, pues, la postura de algunos partidos de negarse a cumplir las leyes. La ley de banderas es clara en este sentido y junto a la Rojigualda ha de ondear la de la comunidad autónoma, pero nada dice de las banderas que estuvieron vigentes durante una época, pero que ya no lo están. Del mismo modo que no tendría sentido alguno colgar la bandera del «aguilucho», aunque probablemente la respuesta en este caso sería otra muy distinta.

Izquierda Unida (EUPV) ha criticado el acuerdo al que ha llegado el PSOE con el resto de formaciones políticas, es decir, PP y Ciudadanos para que la decisión sea unánime y no como hasta ahora, que se hacía siguiendo los dictados de EUPV y Compromís, cuando formaban parte del gobierno municipal. El ayuntamiento es un edificio público y no debe ser utilizado de forma partidista, cosa distinta es si IU o cualquier otra formación quiere colgar la bandera republicana en sus despachos o dependencias. Como si quiere colgar una fotografía de Marx, Castro o Mao Tse-tung y empapelar las paredes de tan ilustres personajes. Nadie se lo va a impedir y están en su santo derecho a hacerlo.

En muchas de las manifestaciones convocadas por la extrema derecha es frecuente ver banderas con el «aguilucho», esvásticas nazis o fotografías con el rostro del dictador Franco o del fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera. La prensa se apresura entonces a tildar todos estos actos de fascistas y de anticonstitucionales. Y no les falta razón, pero no ocurre lo mismo cuando es la bandera tricolor, la protagonista de las manifestaciones convocadas por la izquierda. Y tan incostitucional es una como otra.

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