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«les mamàs belgues»

Enfermeras sin fronteras en la España en guerra

Se proyecta hoy en Ontinyent el documental que recupera la llegada al hospital de la capital de la Vall en 1937 de auxiliares extranjeras o exiliadas Su presencia ya era un acontecimiento

el sanatorio formó parte de la red sanitaria republicana y en el mismo hospital se creó una escuela de enfermería para seguir formando a las mujeres europeas sin experiencia.

La solidaridad internacional en apoyo a la II República española fue uno de los hechos históricos más destacados y recordados de la Guerra Civil española. Pero la historia suele centrarse en los brigadistas que acudieron a combatir en el frente con las milicias republicanas y olvida a los hombres y mujeres que sirvieron en la retaguardia y que también combatieron el fascismo español, preludio del europeo. Ontinyent conoce bien esa solidaridad internacional en segunda línea, en un grupo de mujeres belgas que llegaron a al capital de la Vall d'Albaida para trabajar como enfermeras en el Hospital Militar Internacional levantado en el colegio y convento de los franciscanos en la ciudad.

La historia de aquella veintena de mujeres ha sido recuperada en el documental Les mamàs belgues, dirigido por Sven Tuytens, periodista corresponsal de la televisión belga en España, a partir de las investigaciones del historiador ontinyentí Joan Torró y del profesor Rudi Van Doorslaer, director del Centro de Estudios sobre la Segunda Guerra Mundial de Bruselas. El documental se presenta esta tarde (19 horas) en el Teatre Echegaray de Ontinyent.

La base del documental es una entrevista a Rosario Llin Belda, la única de las enfermeras que aún vive. Con 94 años (nacida en 1922 en Ontinyent), Rosario detalla las historias vividas en el centro sanitario creado por la solidaridad internacional y que funcionó entre 1937 y 1939.

Sven Tuytens toma contacto con esta historia en 2014, a partir de una fotografía encontrada en una caja de zapatos en casa de un historiador belga. El periodista decide tirar del hilo y conocer la historia de estas mujeres y del hospital de Ontinyent, «que poca gente conocía pese a la trascendencia que tuvo en la época, un hospital con mil camas», explica a este diario.

Las investigaciones pusieron luz a la dramática historia de este grupo de mujeres, hijas de represaliados europeos, que llegaron a Bélgica con sus familias. Intuían que lo que estaba sucediendo en España era la avanzadilla de una guerra que se extendería a Europa y, como judías y comunistas —la mayoría de ellas— sabían que sus vidas correrían peligro. Por ello, decidieron combatir el fascismo empezando por la guerra civil española. Sus novios o maridos eran brigadistas internacionales también desplazados para luchar en el bando republicano.

Tras una breve formación como enfermeras en Amberes llegan a Ontinyent al Hospital Militar Internacional, puesto en marcha por la Internacional Socialista. El historiador Joan Torró ha explicado a Levante-EMV que el sanatorio formó parte de la red sanitaria republicana y que en el mismo hospital se creó una escuela de enfermería para seguir formando a las mujeres europeas —no tenían experiencia— y a las españolas como Rosario Llin que trabajaron como enfermeras o auxiliares. Torró remarca que las conocidas en Ontinyent como mamás belgas eran mujeres de países del Este, de Polonia, Rumanía, aunque también holandesas, francesas e, incluso, alguna cubana. El Partido Socialista belga las «reclutó» al hospital ontinyentí para curar a los enfermos del frente republicano. La llegada a Ontinyent de estas mujeres fue un evento en sí, subraya el director del documental, por la modernidad que trajeron a la ciudad.

El 2 de mayo de 1937 comenzaron a trabajar en el hospital de Ontinyent. Un día antes participaron en los actos del Primero de Mayo en Barcelona, donde se hicieron una fotografía en la Plaça Catalunya, la foto que encontró Sven y que motivó el documental—arriba de esta página a la izquierda—, y con la que además arranca la cinta.

Rodaje en Ontinyent

Les mamàs belgues ficciona los años de funcionamiento del hospital con dos dramatizaciones basadas en cartas que las enfermeras escribieron a sus novios y maridos o a periodistas belgas, a los que contaban lo que ocurría en España. El rodaje tuvo lugar el año pasado en el Colegio La Concepción, donde estuvo el hospital. Los franciscanos y el colegio colaboraron estrechamente en la grabación y Tuytens y Torró han destacado la aportación de los religiosos, especialmente del padre Sendra. La cinta también recrea el bombardeo sobre la estación de Xàtiva, el 12 de febrero de 1939, ya que los heridos fueron trasladados al hospital de Ontinyent.

Sven Tuytens ha expresado que la película busca dar una visión del papel de la mujer en la guerra. «Se habla poco del rol de las mujeres en la Guerra Civil, y cuando se hace es de manera propagandística, de las milicianas que toman las armas. Estas mujeres no tomaron las armas, estuvieron en la retaguardia, pero realizaron un trabajo muy duro, curando a los heridos del frente». El director evidencia el «mal trato» que ha recibido la mujer durante la guerra. «Hay un momento en que se decide que las mujeres no hacen falta en el frente, donde eran tratadas casi como prostitutas —para ofrecer sexo a los milicianos— y las envían a la retaguardia con un rol de cuidadoras». Sven también señala que las enfermeras belgas fueron criticadas en Ontinyent «por sus vestidos, su aire de modernidad y porque se maquillaban».

El director pone de manifiesto el «compromiso y la solidaridad» de las mujeres belgas con España y la República. Recuerda que al final de la guerra se les planteó salir de España ante el inminente cierre de las fronteras y que ellas decidieron quedarse. El vínculo era tan grande que una de las enfermeras, pareja de un combatiente en Madrid, tuvo un hijo en Ontinyent en el año 38 y al niño le llamaron Madrid.

Las mamás belgas «sufrieron excesivamente las repercusiones de la guerra, que les persiguieron el resto de sus vidas», señala Sven. Perdieron a sus parejas y su nacionalidad, como castigo, y muchas fueron asesinadas en campos de concentración nazis.

El documental se presentará en junio en Bruselas y en festivales de cine para dar a conocer la historia. Una historia olvidada y silenciada que ahora busca darles el reconocimiento que nunca han recibido.

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