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¡Estamos vivos!

Estamos vivos! El Olímpic, pase lo que pase en Reus, llegará a la última jornada en casa con opciones reales de permanencia. No era objetivo fácil de alcanzar hace unas semanas. Hasta llegar a este punto había desplazamientos complicados y rivales en casa temibles, sobre todo el Lleida. La derrota ante el Villarreal nos enseñó que en ocasiones la lógica se cumple: el mejor equipo se impone. La victoria ante el Lleida nos enseño que la lógica, en ocasiones, no se cumple: la supervivencia es la motivación más importante y a veces el ratón puede con el león.

Si me hubieran dicho al inicio de la temporada, que nos estaríamos jugando la permanencia sin Canadell, sin Diego Jiménez, sin Polaco, Dani Gómez o Nando Ramón, sin Pepín, sin Rifaterra y en el último partido, incluso sin San Julián, no les hubiera creído. Si me hubieran dicho que derrotaríamos a uno de los mejores equipos que ha pasado por la Murta y jugándose el ascenso con Rulo de lateral, con Arthur peleando en el centro del campo, con Rubiato marcando los goles tantas veces pedidos, con Mendoza y Berna como pareja de centrales, con Diego García infranqueable, con una Murta con más aficionados que nunca, y además, totalmente partícipe del partido, no les hubiera creído.

Pero el fútbol es grande, y tengo que agradecerle el haberme permitido disfrutar de otra temporada en segunda B y con dos últimos partidos vibrantes, emocionantes y, sobre todo, con final feliz para nosotros.

No sé lo que pasará en Reus. Seguro que lo vamos a intentar, y si se puntúa casi aseguraremos la permanencia, pero si no es así, nos quedará ese último partido ante el Barcelona B, en la Murta, en nuestra Murta. La permanencia es posible, lo que también significa que otro bajará, y, estoy seguro que, algo preocupados están los que casi se consideraban a salvo.

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