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«No veo mejor manera de poner en valor el territorio que con nuestros vinos»

«No veo mejor manera de poner en valor el territorio que con nuestros vinos»

Miguel Velázquez está convencido de que el mercado exterior está saturado de imitaciones de vinos franceses, de ahí su apuesta clara por la elaboración de vinos con personalidad propia y la recuperación de variedades autóctonas como la monastrell o la marselan. Al gerente de Los Frailes e preocupa, sobremanera, la pérdida del patrimonio vitícola de viñedos viejos de variedades autóctonas.

Usted es, además, el presidente de Terres dels Alforins. ¿Cómo surgió esta iniciativa y qué objetivos se propusieron?

Nació con naturalidad y sencillez, como las grandes cosas, en una reunión de esas que se fue fraguando durante muchos años, nos tenemos que reunir, nos tenemos que ver? Puedo decir que los viticultores de les Terres siempre hemos tenido claro nuestro orgullo de pertenecer a un territorio singular, nos sentimos responsables y comprometidos en mantener y enriquecer lo que tantos de nuestros antepasados, con su esfuerzo, han sabido mantener para que hoy lo podamos disfrutar. Una forma de hacer sostenible esta forma de vida es poner en valor el territorio y darlo a conocer desde un punto de vista patrimonial, paisajístico y cultural. Y qué mejor manera de hacerlo que generando riqueza con nuestros vinos.

En todos los sectores en general, pero el mundo del vino en particular, hay una competencia feroz con más de 5.000 bodegas en toda España ¿Cómo ve el futuro del sector?

El futuro es complicado, el problema no es tanto de número de bodegas o la competencia propiamente dicha sino el cambio en los hábitos de consumo. En España se ha pasado de beber vino como un alimento básico de la dieta a ser casi un objeto de lujo, que solo se consume en ocasiones especiales. El futuro pasa por la exportación y la diversificación a nivel comercial y diferenciarnos a través de los pequeños detalles que nos hacen singulares. Hay un movimiento de valorización del patrimonio vitícola en España que ofrece un futuro esperanzador.

¿Cree que sigue habiendo tarta para tantos comensales?

Sí, creo que es cierto que hay mucha competencia y es bueno. Creo que en ocasiones justificamos las dificultades que podamos tener por un entorno tremendamente competitivo. Esta visión es real, pero no nos permite ver que el mundo del vino son emociones y sensaciones, y en ese mundo único de lo subjetivo tenemos un sitio todos: pequeños, grandes y medianos siempre que tratemos de ser honestos a través de una viticultura respetuosa con nuestro territorio, donde seamos capaces de expresar con nuestros vinos un viaje a nuestros viñedos y nuestra forma de entenderlo.

Ribera del Duero ha hecho una campaña en los medios para difundir sus vinos, con notable éxito, por cierto. ¿Cuándo veremos algo parecido con la DO Valencia?

No creo que sean los mismos medios los que dispone Ribera del Duero en relación a la DO Valencia. Por otro lado, Ribera es de los pocos territorios en España que puede hacer una campaña con un mensaje inequívoco en cuanto a la personalidad de sus vinos. En Valencia estamos en camino de encontrar la personalidad de cada uno de nuestros terruños. Es el primer paso para que una vez definidos podamos realizar campañas que nos ayuden en la comercialización de nuestros vinos, el conocer con exactitud nuestro potencial nos ayudará a comunicarlo.

Cuestión obligada: Dígame cinco vinos que no pueden faltar en la bodega de un buen aficionado.

¿Sólo cinco! Voy a intentar concentrarme. En Valencia, Forcalla de Rafa Cambra; Parotet, de Celler del Roure, Pie Franco, de Casa Castillo de Jumilla; Capricho de Merenzao 2012 de Ponte da Boga Rias Baixas; Artadi Pagos Viejos 2012, Villa de Corullón 2012, descendientes de J. Palacios...

La bodega Los Frailes se remonta a 1771 y perteneció a los jesuitas hasta que la compró su familia. Cuéntenos brevemente la historia de la bodega.

Se trata de una heredad que perteneció a las jesuitas hasta 1767, año en el que fueron expulsados por Carlos III. Cuatro años más tarde 1771 un antepasado nuestro adquiere la propiedad, ya en la propia escritura describe la adquisición de las tierras vinculadas a la casa y cómo elaboraban vino a partir de estas tierras. Ligados al mundo del vino desde 1771, hace 16 años decidimos reorientar el proyecto, reconvertimos el viñedo en agricultura ecológica e intentamos elaborar vinos propios de una monastrell de un terruño singular por sus suelos calizos, clima mediterráneo continental y viñedos viejos y sabios.

Una persona fundamental en todo este proyecto ha sido su padre, Carlos Velázquez...

Sin duda, nuestro padre representa toda la sabiduría y la cordura del proyecto de los Frailes, fue el que nos reunió a los hijos y nos planteó el nuevo camino que creía que debía emprender la bodega, y libremente nos dejó elegir. Es un referente por su coherencia y su constancia, una persona ligada a la tierra que supo en su momento transmitirnos la pasión por el mundo de los vinos, y encontramos en él un fiel ejemplo de trabajo, entrega y pasión.

Muchos agricultores arrancan la Monastrell de sus parcelas porque no es rentable, sin embargo, ustedes siguen apostando por esta variedad autóctona y tienen cepas de más de 75 años. ¿Por qué?

Si algo comprendimos hace 18 años al emprender este nuevo camino fue el respeto a lo que somos e intentar extraer el máximo potencial a nuestro patrimonio vitícola. Al final, después de tantos años que el monastrell sea la variedad referente de estas tierras, tiene una razón de ser por su aclimatación, por su adaptación a climas tan estrictos. Se trata de una variedad noble, versátil y con capacidad de envejecimiento. Con viejos viñedos se pueden obtener vinos finos con elegancia y una complejidad propia de grandes terruños. Además, el mercado exterior está saturado de imitaciones de vinos franceses, entendimos que nuestra diferencia está en la elaboración de vinos con personalidad propia. De ahí el conservar viñedos viejos de monastrell, la conversión en cultivo en agricultura ecológica, el tratar de crear un organismo granja en torno a los viñedos...

También han recuperado otra variedad local, prácticamente extinguida, la marselan para elaborar alguno de sus vinos como el Moma. ¿Qué aporta?

La marselan nos cautivó porque es una variedad que nace a partir del cruce de dos variedades que realizaron hace más de 40 años en el INRA de Montpellier, y apostamos por ella por ser un cruce entre lo mejor de la viticultura española de la mano de la garnacha y de la viticultura francesa cabernet sauvignon. La plantamos como parcela experimental y el resultado ha sido esperanzador. Es una variedad que ofrece concentración, poderío, mediterraneidad, pero compensada con una frescura y una jugosidad extraordinarias. Es un complemento ideal de la monastrell.

Frente al abono químico, ustedes prefieren la sostenibilidad y que sea el ganado quien paste por sus viñas y abone sus campos de una forma natural?

Fuimos pioneros en cuanto al cultivo en agricultura ecológica en España, el siguiente paso hacia una agricultura más auténtica ha sido tratar de crear un organismo granja en torno a nuestros viñedos con prácticas biodinámicas. Actualmente tenemos 500 ovejas durante el invierno que pastan por nuestros viñedos, del cual obtenemos el estiércol que compostamos, alimento vivo de nuestros suelos, una agricultura razonable y sostenible.

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