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L'Ènova se siente «marginada» en la muestra de su villa romana en Xàtiva

El alcalde lamenta que no haya «ninguna referencia» al origen de los restos que acoge l'Almodí, reivindica que se reconozca y se vincule la exposición a otros elementos que se conservan «in situ»

L'Ènova se siente «marginada» en la muestra de su villa romana en Xàtiva

La exposición sobre la villa romana de l'Ènova con fondos cedidos por el Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia ha recalado en Xàtiva, donde el ayuntamiento pretende que tenga su destino permanente y se convierta en el punto de inflexión para recuperar l'Almodí como espacio «de impulso cultural», pero la muestra que se abrió al público el jueves ha generado cierto resquemor en l'Ènova. No se cuestiona que el emplazamiento «más lógico» para estos restos de la Villa Cornelius sea Xàtiva, pero l'Ènova se siente ninguneada ya que, según explicó su alcalde, Tomás Giner, no hay en la exposición «ninguna referencia» al municipio donde se localizaron los restos con motivo de las obras del AVE y sus vecinos apenas se enteraron de la inauguración cuando en su día protagonizaron una gran movilización en defensa de la villa romana. Giner comentó que él sí estuvo en la apertura oficial de la muestra «casi por casualidad», ya que tampoco hubo una invitación personalizada -únicamente un correo electrónico-, y que su objetivo es que se reconozca el origen de los restos y que se vincule esta exposición con l'Ènova y otros elementos de la época que se conservan «in situ» como las canteras.

El alcalde indicó que tiene previsto reunirse con miembros de la plataforma cívica constituida en su momento en defensa de la villa romana de l'Ènova para recabar información sobre su perspectiva de la importancia de este yacimiento arqueológico y, «con toda la cortesía», señaló, trasladará este malestar al alcalde de Xàtiva c0n una propuesta que reconozca el protagonismo de l'Ènova y pueda vincular la muestra al entorno físico de la villa.

El museo arqueológico de Xàtiva acoge desde el jueves un gran montaje sobre la villa romana del patricio setabense Publius Cornelius descubierta en el año 2003 en l'Ènova, durante las obras de construcción de la plataforma del AVE. Los restos, que han sido cedidos por el Museo de Prehistoria de la Diputación tras cerca de dos años de gestiones, permiten reconstruir las interioridades de la vida rural de la antigua Seatabis. La muestra inaugura un nuevo ciclo para l'Almodí después de ser desposeído de gran parte de su colección de Bellas Artes, trasladada a la Casa de la Enseñanza en 2015. El montaje instalado en Xàtiva es idéntico al que albergó en 2013 el Museo de Prehistoria. Una vez concluyó aquella muestra, los restos permanecían retirados al público.

La exposición no tiene de momento fecha de finalización ya que la intención del ayuntamiento es que la muestra se convierta en permanente. Cuando Cultura autorizó las primeras excavaciones en el yacimiento, el entonces director del museo de Xàtiva quedó como legal depositario de los restos extraídos en virtud del criterio de proximidad que fija la Ley de Patrimonio. Sin embargo, las piezas acabaron viajando al Museo de Prehistoria ya que los investigadores alegaban que l'Almodí no reunía las condiciones necesarias. El exalcalde Rus y expresidente de la diputación anunció en 2014 que el material viajaría y se quedaría en Xàtiva.

Un descomunal hallazgo

Las obras de construcción de la plataforma del tren de alta velocidad sacaron a la luz el pasado milenario que l'Ènova guardaba escondido bajo tierra y dieron paso a una excavación de urgencia dirigida en el año 2004 por los arqueólogos Rosa Albiach, Elisa García-Prosper y Aquilino Gallego. Se trataba de un hallazgo de gran importancia ya que, piedra a piedra, se desenterró una villa rústica de época romana con una zona de vivienda y otra área artesanal y de almacenamiento, dedicada al procesamiento de lino. El importante número de piezas recuperadas ha permitido a los arqueólogos reconstruir la historia de un asentamiento que fue levantado entre los años 65 y 75 dC y estuvo ocupado durante casi seis siglos. Destaca un impresionante pavimento.

Los restos hallados también han permitido conocer el gran poderío de la familia que habitó la villa en el siglo I y, por las inscripciones encontradas, se sabe que fue propiedad de Publius Cornelius, un patricio procedente de los linajes más influyentes de la Saetabis de la época.

Para llegar a estas conclusiones tuvieron que pasar meses de excavaciones y estudios. Fue en el verano de 2003 cuando, después de arrancar los naranjos de la zona e iniciar los movimientos de tierra, aparecieron en superficie abundantes restos de cerámica y mármol. Los trabajos del AVE se paralizaron y Adif excavó en un área de 2.600 m2.

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