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a posteriori

Ilusión

n nuestra previa del sábado pensábamos que el Leioa debía ser un clásico equipo vasco. Jugadores XL de los que su fuerza apabulla a los contrarios y en lo que basa su poder, pero nada más lejos de la realidad, el equipo vecino de Bilbao, a solo 12 km. de distancia, mostró unas virtudes distintas a las que habíamos pensado. Forman un bloque homogéneo con calidad suficiente como para prescindir del presunto boleón que pensábamos iban a utilizar. Vimos un equipo equilibrado, perfecto en su línea de retaguardia, desde donde iniciaban sus intentos de llegar al área contraria maniobrando la pelota con criterio hasta adelantarse en el marcador con un gran disparo de Bonilla que pilló a Diego mal colocado, y que por la distancia existente debió haber parado. Minuto 27. En el 47 de la primera parte al filo del descanso un perfecto cabezazo de San Julián, jugador del que nos gusta la elegancia que imprime a sus acciones, su polivalencia como ambidiestro y su buen toque cabeceador dejó la cosa en tablas.

La segunda mitad se caracterizó por la ausencia de oportunidades de gol. Las llegadas de los delanteros morían a pies de las defensas, la visitante perfecta en su trabajo compuesta por jugadores más bien pequeños pero perfectos en su colocación, siempre superiores anticipándose a nuestros delanteros, voluntariosos pero inútiles por naturaleza a pesar de su envergadura, como quedó dicho.

La Murta presentaba un aspecto brillantísimo, similar al de épocas en las que constantemente se aplaudía por sevillanas. Se calculan 3.000 seres humanos de los cuales se catalogan 900 espectadores, 1.000 señoras madres y 1.100 niños de corta edad vestidos con la camiseta del Olimpic dando simpática guerra y sumándose al griterío que inundaba la grada de Preferencia. Serrat hubiera llamado la atención a estos chiquitines para que dejasen de joder con la pelota, tal como dice una de sus populares canciones.

Como puede suponerse la eliminatoria queda en el tejado de los chicos del Leioa dadas las dificultades que el Olímpic está encontrando en resolver los partidos como visitante, teniendo en cuenta de que el 0-0 favorece a los vascos, técnicamente superiores a los nuestros. De todos modos, la ilusión es lo último que se pierde y a la que hay que aferrarse, dado de que los milagros en fútbol parece ser que no existen.

Morir en la playa es penoso pero es lo que hay, esperemos que la próxima campaña se nos dé mejor, mientras tanto reciban un afectuoso saludo de quien intenta ser objetivo en nuestras opiniones.

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