Según el balance del primer año de gestión del gobierno de Ontinyent (la oposición está missing), que preside Jorge Rodríguez, y que realizaba este lunes el PSPV municipal, «ya se ha ejecutado el 60% de su programa electoral». Los avales, como bien publicaba Levante EMV, no son pocos y abarcan todas las áreas de gestión. Harina de otro costal es comulgar con el batle en valoraciones que resalta para acreditar dichos logros, como el «talante abierto, transparente y participativo» de su gobierno. O cuando enfatiza que «la mayoría absoluta ha acelerado la gestión».

Por el contrario, no se dice nada de cómo ha quedado «la reducción del 21% del coste de la estructura política», de la que hacían gala en su programa electoral del 24M. En general compete decir que dicho programa electoral, el de Tots amb Jorge, era escueto, de pocas páginas y forjado a base de ambiguos titulares, por lo que a posteriori, poca sustancia se le puede extraer. Dicho lo cual, no cabe ponerle demasiadas pegas a los resultados de un gobierno cuya cabeza, J. Rodríguez, y pese a ejercer su cargo a medias por contabilizarlo con la presidencia de la diputación, están siendo plausibles. Tanto los que dependen directamente de sus decisiones, como los que no, caso de las obras del nuevo hospital o la rotonda de la avenida Torrefiel, donde ya se ven brotes verdes.

Sin embargo, conviene decir, alejados del triunfalismo gubernamental, que les sobra el dilapidar el tiempo con saturación de ruedas de prensa inanes, mientras el acceso a esos gobernantes deja mucho que desear. También se echa de menos el afán innovador urbanístico de este gobierno (arreglar aceras es una cuestión doméstica), pues pese a su empeño universitario no agotan todas las posibilidades. Dígase la Universitat Politécnica de València, cuyo alumnado de emergentes arquitectos está encadenando prestigiosos premios internacionales, mientras esta ciudad, rajada por el lecho del río, sigue sin tener un proyecto solvente, moderno y acreditado de «cosido», aunque éste se ejecute por fases.

Por otra parte, según reflejaba la encuesta que publicaba Levante EMV, Jorge Rodríguez era señalado como nueva figura emergente dentro del socialismo valenciano, ya que el también presidente de la Diputación de Valencia ha empatado como político valenciano mejor valorado con Mónica Oltra. Según el sondeo de Invest Group el ontinyentí ha conseguido un 5,33.

Gandia muestra el camino. La noticia según la cual «Gandia lleva al juzgado al Arzobispado por llevarse las obras del Museu de Santa Clara», debería actuar de acicate para que en el gobierno ontinyentí (el alcalde siempre ha manifestado que era el de todos), buscase las fórmulas legales para que la herencia de María Nadal, cifrada en más de 23 millones de euros, y afanada hace más de un quinquenio por el Arzobispado de Valencia, regresara y se invirtiera en Ontinyent , tal y como estipulaba la voluntad del legado.

Paso comarcalizador. Importante y esperado el anuncio que hacía el presidente Ximo Puig de lanzar una ley para potenciar las comarcas, a costa de las obsoletas diputaciones. Una novedad que entre otros, en esta comarca ha venido reivindicándose últimamente desde Coeval.