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primera asamblea

Primera asamblea de Kike Alcázar como presidente del Olímpic. No pude asistir y reconozco que tampoco me esforcé mucho en acudir por aquello de mantenerme firme en mis propósitos, y, de verdad, desconectarme durante mis semanas de vacaciones. Así que he tenido que leerme ese plan estratégico del club para los próximos tres años para poder escribir estas líneas. Resumiéndolo mucho: ¡hay que intentarlo!

Cifras concretas y extensas en el aspecto económico, completas, que daba la oficialidad de una asamblea, damos por buenas. Mantener un equipo en segunda B con 470.000 euros de gasto ha sido posible, al menos atendiendo a esas cifras; por lo tanto, punto a favor de la directiva, directiva que hemos conocido, de manera también oficial un año después. Para la próxima temporada, la mitad de presupuesto, pero con más ingresos por abonados.

Ese creo es el gran reto: dejar atrás definitivamente etapas anteriores, hacer llegar al vecino y aficionado la bondad, honradez y capacidad de la actual directiva para ganar aficionados, abonados, seguidores, espectadores? Creo que, ante el proyecto en marcha, es necesario que se confíe en el presidente y su equipo. Pese a la asamblea y pese a sus reiteradas apariciones en los medios de comunicación creo que aún necesita y necesitan ganarse la confianza de alguno o de algunos. Normalmente se construye un edificio con unos buenos cimientos. En este caso, si me permiten el símil, y que no signifique que dude de ellos, se va a construir el edificio a la vez que se van afianzando los cimientos, y por lo tanto, aunque no sea tan seguro, se crece más rápidamente.

Cuando se quiere «profesionalizar» un club se corren riesgos porque significa un cambio importante en su gestión, porque hay gastos e ingresos no habituales, porque cambia la relación con el ayuntamiento, porque hay más deportes en Xàtiva y se establecen lógicas comparaciones, porque qui paga, mana, porque el club no dispone de campo propio, porque «Hacienda somos todos», porque los cambios asustan?

El Olímpic, un club. Pero, hay que intentarlo. El Olímpic quiere ser un club y no un equipo, y para ello se trabaja cada día, no hay descansos. Es una de las ventajas de la nueva gestión, que no pasamos meses «desconectados». Sinceramente, creo que tenemos que darle a Kike Alcázar y a su junta un voto de confianza. De momento, la plantilla que se está configurando para intentar volver a la segunda B pinta bien. Sigo de vacaciones.

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