La tranquila ribera norte del Clariano, alejada del ruido del centro de Ontinyent, se ha convertido en los últimos años en el lugar de reunión de la sabiduría popular de la ciudad. Tras un tiempo en el que el barrio de San Rafael permanecía algo ajeno a todo cuanto ocurría más allá del río, la llegada en el año 2014 de la Assemblea de Joves Meruts revitalizó por completo la zona, que desde entonces se ha reivindicado como uno de los focos culturales más activos de La Vall d'Albaida. La Universitat d'Estiu de Ca la Mera es una de sus iniciativas más importante en este sentido, una forma de aprovechar el ateneo popular con la organización de una serie de talleres en los que plasman su máxima: el conocimiento debe ser gratuito.

La idea de la Universitat d'Estiu nació en el mismo año en que Ca la Mera vio la luz. La de los Joves Meruts era una asamblea sin ninguna sede, hasta que supieron de la existencia del local. Su voluntad era, en principio, la de ofrecer talleres para todo el mundo, pero sobre todo para la juventud ontinyentina, una forma de recuperar las vías de transmisión de saber tradicionales frente a la esquematización de la educación reglada actual. Tres ediciones después, la Universitat d'Estiu vive una etapa de plena vitalidad, y sus talleres y conferencias amenizan el julio ontinyentí al tiempo que recuperan y comparten algunos saberes perdidos en el tiempo.

Delia Celada, secretaria de la Assemblea —aunque insiste en que el cargo es una mera formalidad burocrática—, recalca en varias ocasiones el espíritu que quieren transmitir: «La Universitat aporta la clase de conocimientos que no pasan por los sistemas educativos que tenemos. El espíritu es el de compartir conocimientos populares y tradicionales que ya no están tan vinculados a nuestra forma de vivir, pero que aún pueden servir en nuestro día a día, un valor que queremos recuperar».

La Universitat rescata, así, el tipo de ciencias que se transmitían de padres a hijos en el seno de talleres populares, de acceso gratuito previa inscripción mediante correo electrónico. Para estos talleres cuentan, en principio, con ponentes versados en la materia, que se ofrecen ellos mismos a colaborar. Sin embargo, y según recuerda Jordi Ferrer, miembro de la Assemblea, en todos los talleres «el espíritu de compartir saberes está presente», y se suelen crear «sinergias muy interesantes, ya que cada participante aporta su granito de arena». Incluso los maestros acaban aprendiendo algo nuevo de su materia. El taller de producción de pan con masa madre fue especialmente representativo de esta bidireccionalidad del aprendizaje. Tal y como recordaba uno de los participantes en el taller, cada uno de los asistentes «puso conocimientos de su parte en la fabricación del pan», con lo que al final la receta quedó elaborada de forma grupal.

Variada oferta de talleres

El taller de cocina, reconocen, suele ser cada año el más popular. En esta edición los participantes pudieron aprender recetas tradicionales de la cocina del pescado, el arroz y las cocas, así como a elaborar conservas y guisar diferentes productos de la huerta veraniega. No obstante, la oferta es amplísima y muy variada, y va desde una introducción a la programación en Ubuntu hasta bailes populares, pasando por la iniciación a los juegos malabares o un taller de astronomía. Este año contaban, asimismo, con la celebración del ciclo de conferencias Guerra i revolució a Ontinyent, centrado en el devenir de la ciudad durante la Guerra Civil Española.

La Universitat d'Estiu es, además, la forma que tiene la Assemblea de abrirse al barrio de San Rafael y ofrecer a sus vecinos la posibilidad de entrar en sus círculos y participar de la vida en Ca la Mera, pensada como una casa del pueblo autogestionada. También otras asociaciones desarrollan su actividad entre las paredes del ateneo popular, y los propios vecinos ayudan en su mantenimiento, ya sea mediante donaciones —monetarias o de material— o la colaboración en el trabajo diario.