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Padre del prestigioso «chef» Vicente Patiño Vergara

El hijo del fallecido es hoy día uno de los cocineros más valorados y posee premios como el Madrid Fusión 2007

Padre del prestigioso «chef» Vicente Patiño Vergara Levante-EMV

Vicente Patiño Marco tenía desde hace casi dos décadas otro motivo para sentirse muy vinculado a la hostelería: su hijo, Vicente Patiño Vergara, es uno de los cocineros más prestigiosos de la Comunitat Valenciana. Posee un premio Marid Fusión (Cocinero Revelación de 2007, cuando era jefe de cocina del restaurante Sal de Mar, de Dénia). También recibió el premio de La Cartelera de Levante-EMV (2008). Y en 2009 obtuvo el Premio a la Mejor Barra de Pinchos y Tapas en el congreso Lo Mejor de la Gastronomía. Actualmente regenta el restaurante Saiti, en Valencia. En la capital también estuvo al mando de los fogones de La Embajada y, anteriormente, de Óleo. Hasta llegar a este nuevo destino pasó varios años en Dènia (Sal de Mar, Buenavista) así como en el restaurante Café París de Málaga. Los críticos destacan de su cocina que aúna la firme apuesta por el producto de calidad con la aplicación de técnicas culinarias muy avanzadas en su ejecución.

Los restos del padre de su suegro

Por otro lado, cabe recordar que en 2011 Vicent Patiño Marco protagonizó junto al que era su actual suegro, Francisco Fuster García, Caliu, una emotiva historia. Fuster perdió a su padre en la Guerra Civil. Integrante del bando republicano, Francisco Fuster Marcarós murió de tuberculosis mientras cumplía condena en una cárcel de Pamplona en 1944. Un enterramiento impreciso y la imposibilidad de reclamar los restos hizo que la familia del fallecido le diera por perdido para siempre. Pero en 2008, Patiño se brindó a gestionar para su suegro la localización de los mismos. El inmenso prodigio tuvo lugar en mayo de 2011. Caliu acudió a Navarra a recoger los restos de su padre, perfectamente localizados gracias a que los muertos del penal de San Cristóbal fueron enterrados con una botella de vidrio en cuyo interior figuraba un papel con su nombre. Fue un reencuentro que había esperado 67 años (tenía 17 cuando murió su padre, con 39). Los restos de Fuster Marcarós fueron enterrados días después en el cementerio de Xàtiva.

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