El Ayuntamiento de Vallés ha tenido que iniciar un procedimiento para catalogar todos sus bienes después de que la actual corporación municipal haya descubierto que el consistorio no dispone de ninguna propiedad escriturada a su nombre. El alcalde de esta pequeña población de la Costera pegada a Xàtiva (145 habitantes), Javier Sisternes, se percató de esta situación después de tomar posesión de la vara de mando, hace un año. Ahora, con la ayuda del secretario a tiempo parcial designado por la Diputación de Valencia, el ayuntamiento está procediendo a regularizar el inventario de inmuebles, parcelas y caminos que hasta ahora permanecía vacío, según Sisternes por la desidia de los anteriores gestores municipales.

El alcalde no deja de mostrarse sorprendido por lo que considera un sin sentido. «Es increíble que el ayuntamiento a día de hoy no sea propietario de ningún bien», observa. Y cuando dice ninguno no está exagerando. Ni si quiera consta escritura alguna en el Registro de la Propiedad del propio edificio consistorial, inaugurado en 2011. Tampoco de la Casa de la Cultura. El cementerio es igualmente territorio de nadie a efectos registrales. Y la piscina municipal.

Aunque resulta evidente que estos espacios han de figurar en el catálogo de bienes municipales, más laboriosa resulta la tarea de identificar las parcelas que han de incorporarse al inventario u otros edificios cuya titularidad puede ser más dudosa y de cuya existencia no hay constancia en el catastro. «Hay caminos municipales que nos los hemos encontrado cortados», señala el alcalde. De ahí la importancia de poner en orden el caos. Una vez se complete el catálogo de bienes, el Ayuntamiento de Vallés procederá a firmar las escrituras para asumir la propiedad real de los inmuebles. Aunque el alcalde no ofrece cifras, más de una decena de propiedades podrían verse afectadas por el proceso de inscripción en el Registro.

Objetos desaparecidos

No es la primera sorpresa con la que debe lidiar Sisternes (PSPV). Nada más entrar a gobernar, el alcalde denunció la desaparición de un proyector, un equipo de música y una veintena de sillas metálicas de las dependencias municipales, elementos que tampoco estaban inventariados aunque había facturas de compra en el consistorio. Luego ha advertido de la desaparición de más objetos. Otra herencia de la anterior corporación del PP son un cúmulo de facturas pendientes de pago, dos préstamos bancarios y una reclamación de 172.000 euros de una empresa por un PAI paralizado. El consistorio está peleando con asesoramiento jurídico de la diputación para no tener que asumir la cantidad. En total, Sisternes asegura que la herencia de deuda a la que ha de enfrentarse suma el 300% del presupuesto, de 93.000 euros. Y ello a pesar de que en un año el pasivo municipal se ha reducido un 20%. El nuevo secretario también ha aflorado una gran cantidad de facturas en los cajones y obligaciones ficticias que hinchaban artificialmente las cuentas.