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Des dels Alforins

Precios de ruina para el agricultor

Acabo de ver unas imágenes en internet, a través de Facebook, que ha compartido mi amigo Pedro José, en las que un agricultor pasa con su tractor de más de 5.000 kilos por encima de una plantación de sandias, reventándolas y aplastándolas porque prefiere destruirlas antes que venderlas a unos precios de miseria. Sandias de 5 y de 6 kilos de peso a cinco céntimos el kilo. Una auténtica ruina. La diferencia entre los precios en origen, que son los que percibe el agricultor, y los lineales de venta en las grandes superficies llegan a superar el 500%. He aquí algunos ejemplos de productos que habitualmente compramos en la cesta de la compra: patata; precio origen: 0,16, precio destino: 0,70 (338%); cebolla; precio origen: 0,22, precio destino: 1,00 (355%); ajo; precio origen: 0,95, precio destino: 5,28 (456%); melón; precio origen: 0,24, precio destino: 1,38 (475%); sandía; precio origen: 0,16, precio destino: 0,95 (494%); melocotón; precio origen: 0,57, precio destino: 2,31 (305%). albaricoque; precio origen: 0,68, precio destino: 2,67 (293%). Datos extraídos de COAG de junio de 2014.

Conozco el caso de un vecino mío que la campaña pasada prefirió echar a perder la cosecha de uva antes que malvenderla y no vendimió porque el precio que le ofreció el comprador era ruinoso y no cubría ni siquiera los costes de producción. Pero para hacer esto tienes que tener las espaldas bien cubiertas. Esta es una práctica muy habitual por parte de la gran distribución, sobre todo, con los productos perecederos como las sandías o los melones, típicos en esta época del año y que utilizan las grandes superficies como reclamo comercial para vender otros productos con mayor margen, que aporten beneficio a la cuenta de resultados de la empresa.

El que menos percibe. El negocio es siempre para los grandes distribuidores y la gran superficie, que no arriesgan nada y pagan al agricultor precios ruinosos. Ocurre con la fruta y también con los cereales, pero en este caso, al menos, si tienes espacio donde almacenarlos los puedes guardar y esperar que suban los precios. Eso sí, entre tanto no entra un barco de Rusia cargado de trigo e inunda el mercado. El que menos percibe en toda esta cadena alimentaria es siempre el agricultor. Hay sin embargo, agricultores con dos cojones, que prefieren echar a perder la cosecha antes que tener que pasar por el aro de la gran distribución. Olé sus huevos.

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