El Ayuntamiento de Fontanars ha tenido una iniciativa que a mí personalmente me parece muy loable y por eso la he querido traer a colación a estas páginas, con el permiso de su director. El pasado viernes se cumplía el 89º aniversario de la segregación de Fontanars dels Alforins del municipio de Ontinyent. Y se han organizado varios eventos conmemorativos encaminados a la gran celebración del año próximo, cuando sean 90 años de ello. Ahora se han llevado a cabo iniciativas como la exhibición de un documental realizado en 2008 por el profesor de la Universidad de Valencia Miquel Francés, que recoge el testimonio de muchas personas, algunas de las cuales ya nos han dejado y que son historia reciente y viva de un pueblo como Fontanars, valiente, tenaz y luchador.
Cuestiones históricas al margen, que está muy bien rememorar y recordar, sobre todo un hecho histórico como este, que supuso el nacimiento de Fontanars como pueblo, quiero hacer hincapié en el emotivo homenaje que el Ayuntamiento de Fontanars rindió el pasado sábado con una plaza repleta de vecinos a los primeros alcaldes de la democracia, desde las elecciones municipales de 1979 hasta las de 2015. Allí estaban: José Rivera Ferri, Roberto Reyes Francés, Santiago Esteve Bordera, José Ferrero Francés y Vicente Ribera Lladosa.
La buena política. Ahora que está tan desprestigiada la política por culpa de unos sinvergüenzas que la utilizan en beneficio propio para lucrarse hay que poner en valor el trabajo y el esfuerzo de numerosos concejales y alcaldes de este país, que dedican lo mejor de ellos mismos a defender los intereses de sus vecinos. Por primera vez daba igual la ideología de sus dirigentes. Allí estaban todos: PP, PSOE y Compromís. Unidos en un acto como es la defensa de la democracia y sus valores y dejando a un lado las diferencias ideológicas, aunque sólo sea por un momento. El público allí congregado que llenaba la plaza lo agradeció y el que suscribe estas líneas también. Un ejemplo, éste de Fontanars, que debería cundir en el día a día de la política española, donde todo son reproches y descalificaciones y donde falta, sobre todo, tanto diálogo y consenso.
