La queja por el mal estado de los aseos donde los feriantes se duchan es generalizada este año. «Los baños de las mujeres están fatal. No hay nadie vigilando y no los limpian todos los días. Es una guarrería», explica Mila, que gestiona un tenderete que lleva 40 años en la Fira. «En las duchas está todo roto. Se lo cargan todo. No hay cortinillas y si entran te ven todo: el pestillo está roto y la ventana reventada», indica Fernando, vendedor de un puesto contiguo. «Nunca habían estado tan mal como este año», ahondan en la parada de Mar Fernández. También piden más seguridad. «Por la noche suele haber problemas. Nos gustaría que hubiera más vigilancia», manifiesta José Luis, vendedor de palmitos de Pamplona. «La policía pasa una vez a las mil», indica Mila. Fernando coincide y pide más actuaciones para evitar la venta ilegal. «Cuando te das cuenta tienes a tres manteros al lado».