Hay que remontarse al año 1938 „en plena Guerra Civil„ para documentar un verano sin corridas de toros en Xàtiva. Ni ese año ni los tres precedentes hubo toros ni, evidentemente, Fira d'Agost. La feria se retomaría en 1939. Y ese mismo año, consecuentemente, regresarían a la programación los festejos taurinos, presentes desde el siglo XVII en su formato actual. La prohibición de las corridas de toros por parte del equipo de gobierno actual pone fin, por tanto, a 77 años consecutivos en que la cita con los toros nunca falló.
Pese a que el consistorio ha alegado ante los tribunales que en ningún momento ha prohibido los toros, ha seguido el mandato de un referéndum que, en cambio, desprecia „lo llaman mera «encuesta»„ y asimismo ha ignorado las peticiones de organizar una feria taurina (hasta tres) presentadas formalmente ante registro de entrada. Finalmente, ha llenado la plaza de toros de una programación no taurina para evitar la realización de dichos festejos. El nuevo tripartito de izquierdas, pues, ha liquidado de la programación „sin ser nunca una actividad que organice el consistorio„ un tipo de entretenimiento siempre presente en la Fira d'Agost.
Nada más tomar posesión del gobierno municipal, a finales de junio del pasado año, dos de los socios del llamado Pacte de Sant Domènec (Esquerra Unida y Compromís) trataron de forzar la prohibición de las corridas de toros y de la figura de la Reina de la Fira. El alcalde, el socialista Roger Cerdà, se desentendió de la demanda y asignó a su edil Ignacio Reig la gestión con una empresa para que Xàtiva tuviera toros. También designó reina ferial no sin polémica ya que forzó dicha elección al ampliar el plazo cuando éste había expirado sin presentarse candidata alguna. Un año después accedió a la realización de una consulta antitaurina que no tiene validez legal alguna. Pese a ello, hizo prevalecer el resultado de la misma: un ajustado no a los toros (3.156) frente a 3.056 síes.
