La zona de chalés y segundas residencias de Bixquert, en Xàtiva, sufre en este atípico septiembre, además de un calor sofocante, la visita de una plaga de mosquitos y moscas negras que ha proliferado en la zona especialmente desde hace dos semanas. Los vecinos de los chalés y urbanizaciones aseguran que, pese a que a principio del verano la presencia de estos insectos parecía más controlada que en anteriores veranos, a medida que pasaban las semanas su número fue en aumento, y hoy por hoy su presencia se hace ya insoportable. Pese a ello, el biólogo del ayuntamiento, Josep Vera, aseveró ayer que en el consistorio no han recibido ninguna reclamación ciudadana con motivo de esta plaga.
Javier Pardo, presidente de la Asociación de Vecinos de Bixquert, afirma que pese a que en el colectivo no han recibido quejas al respecto el problema persiste, especialmente desde hace dos semanas. «Empezamos el verano muy contentos, porque había muchos menos mosquitos», explica, «pero desde que cayeron un par de pequeñas tormentas hace dos semanas, su proliferación ha sido increíble». Otros vecinos, en cambio, aseguran que durante todo el año han sufrido una cantidad de mosquitos superior a la media, aunque coinciden en que a principios de verano, tras las fumigaciones llevadas a cabo por el ayuntamiento, su población disminuyó considerablemente. Las picaduras y mordeduras este año están siendo, además, especialmente dolorosas, según explican los vecinos afectados por ellas.
El presidente de la asociación vecinal que agrupa a los residentes asegura que, pese a la repentina revitalización de las plagas, las campañas de concienciación ciudadana estaban dando sus frutos, y apuesta por este método como mejor forma de combatir el problema de los mosquitos, aunque demandó mayor coordinación entre ayuntamientos a la hora de efectuar las fumigaciones puesto que en la zona confluyen términos municipales como los de Genovés y Bellús con el de Xàtiva.
Al problema de los mosquitos se le suma el de los perros sueltos en chalés. Algunos propietarios se dejan a sus mascotas en sus haciendas y vuelven a dormir a sus casas en la ciudad, según explican los residentes habituales, por lo que los perros pasan gran parte de la noche aullando. Los vecinos se quejan del «desquiciante» ruido, que, junto al sofocante calor de estas fechas, dificulta en gran medida el sueño durante la noche. Con todo, la vida en Bixquert se complica en este final de verano.
