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El consumo de agua de riego en la Costera se dispara un 100 % y hunde al campo

La sequía provoca restricciones y genera incertidumbre en el campo por el bajo calibre de la naranja - La Unió de Llauradors alerta de que el nivel de los pozos de la comarca ha bajado diez metros

El río Albaida continúa registrando una elevada mortandad piscícola a su paso por el antiguo Pont de Fusta, donde el lecho se ha quedado completamente seco. Ayer podían observarse decenas de peces sin vida en la orilla, así como también diversas anguilas.

El acusado déficit de precipitaciones que arrastran las comarcas de la Costera, la Canal de Navarrés y la Vall d'Albaida está asfixiando a los agricultores como consecuencia del incremento desorbitado de los costes de producción, que lastra la rentabilidad y amenaza con arruinar las cosechas de otoño e invierno. La sombra de las pérdidas económicas planea otra vez sobre el campo.

Según los cálculos que maneja La Unió de Llauradors, solo en la Costera se está consumiendo un 100 % más de agua para el regadío de la habitual. En esta comarca, el nivel de los pozos ha descendido una media de 10 metros, según expone el secretario de la organización agraria, Julián Úbeda. «Aunque son bastante profundos, las bombas se pueden bajar para garantizar el riego, pero eso conlleva más dinero de luz y de agua», lamenta el agricultor.

En la Costera ha llovido en el último año un 46% menos de lo habitual. Aunque el déficit de agua se prolonga desde 2014, los 120 litros recogidos en 2016 constituyen un registro anormalmente bajo. En última instancia, la sequía empaña la predicción de una buena cosecha en cuanto a producción en el ámbito de los cítricos.

La incertidumbre impera en este sector por las dudas en torno a la comercialización de una buena parte de la naranja y la mandarina, debido al bajo calibre de algunas variedades como la okitsu, que de momento no alcanzan las dimensiones mínimas de venta. «El mercado está muy parado. Los precios son buenos, pero las naranjas tardías (como la navelina) van cortas de calibre», expone Úbeda. Además, se extiende el temor a que un episodio de lluvias intensas pueda levantar la fina piel que presenta el fruto. Aunque los precios se mantienen por lo general muy similares a los del año pasado, se detecta cierta «psicosis» entre los agricultores. Muchos no han podido vender la naranja ante las reticencias de los compradores habituales.

El secretario de La Unió, además, advierte de que se están produciendo probemas de abastecimiento en la zona de riego por goteo de Xàtiva que pueden ir a mayores si continúa sin llover. Algunas superficie de cultivo de ajos sufren restricciones para regar con normalidad por la escasez, cuando antes «sobraba agua en las bombas de los pozos».

Los jabalíes provocan destrozos

La sequía está generando otro quebradero de cabeza añadido para muchos agricultores, que detectan un incremento de los daños en sus cosechas vinculados a la presencia de fauna salvaje, especialmente jabalíes, pero también cabras montesas o conejos. Estos animales no encuentran en su hábitat la comida y el agua necesarias por la falta de vegetación y terminan invadiendo los cultivos.

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