El gobierno municipal de Ontinyent, acogiéndose al Libro Verde «Hacia una nueva cultura de la movilidad urbana», que fue aprobado el 25 de septiembre de 2007 por la Comisión de las Comunidades Europeas «reconociendo la movilidad urbana como un importante factor de crecimiento y empleo», presentó la semana pasada «las jornadas Sostenibilitat i Mobilitat». En la programación que se está desarrollando del 17 de septiembre al 5 de octubre se citan: charlas, proyecciones, excursiones y concursos. Para culminar los avales acerca de estas jornadas, «el ayuntamiento de Ontinyent se adhería al Pacte Valencià per la Mobilitat Segura i Sostenible», en el transcurso del acto celebrado la semana pasada en Valencia en el marco de la Jornada Valenciana per la Mobilitat Sostenible. Dicho pacto tiene como objetivos «humanizar las ciudades, potenciar el transporte público, gestionar eficazmente el tráfico, suprimir barreras arquitectónicas y reducir emisiones y ruidos». Es decir, una teoría cuya letra ilusiona sin titubear.

Abundando en su filosofía, el regidor Jaime Peris señalaba la importancia del Pla de Mobilitat como «un documento estratégico». Lo que la información municipal no descubre son las «soluciones a los problemas detectados en una fase previa de diagnóstico y que sean realizables por el ayuntamiento», ni como se ha materializado el «proceso participativo» del que alardean.

Sin duda, como ya advierte el Libro Verde de la CE, en el camino emprendido por el gobierno ontinyentí no serán pocas las barreras a sortear en la tarea de «conciliar el desarrollo económico de las ciudades con la mejora de la calidad de vida y la protección medioambiental». En este inicio de estrategia se apunta a lo fácil, la teorización de objetivos. La aplicación de la nueva cultura: «la coordinación equilibrada de la ordenación del territorio y un planteamiento integrado de la movilidad urbana», suscita muchos interrogantes que no se despejan con pronunciamientos del tipo «el Pla de Mobilitat respalda la rotonda de Torrefiel», sino sacando a la luz esas «68 propuestas de actuación a largo plazo» recogidas en el PM.

Como muestra activa se alude a «la creación de un itinerario de preferencia al viandante desde Sant Rafel a Sant Josep por el trazado histórico; potenciar proyectos de movilidad escolar; dinamizar la calle Major, etc.», despojadas de medidas que aprovechen las sinergias. Partiendo del principio que este plan no llega con efectos de ser una varita mágica, cabe apuntar que este gobierno si quiere cumplir sus objetivos deberá acudir a una «participación» más transversal y cargada de equipaje. Porque es de Perogrullo afirmar que la comunicación peatonal entre los barrios viejos y de Sant Josep con Sant Rafael pasa por la creación de infraestructuras viales que un gobierno municipal, y al otro también, vienen ignorando romos de perspectiva urbana, tal vez avalados erróneamente por técnicos que apenas han pisado la ciudad, ni han asomado la más mínima sensibilidad. Y así luce hoy la movilidad.

Con todo, estamos hablando de un instrumento de trabajo tras el cual sus redactores están facilitando unas pautas a desarrollar, y de la eficacia con la que se apliquen dependerá el resultado final. Es decir, que Ontinyent prime su movilidad y su sostenibilidad.