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El Mirador

Entre la Paz y la censura

De pronto, las buenas noticias sobre el Pla de Minimització valldalbaidí se suceden y presagian lo mejor. Lo que equivale a decir que una década de lucha y pleitos judiciales no se van a saldar en balde. La mayor la informaba Levante EMV: «Luz verde al convenio de colaboración con la Vall d'Albaida». La ausencia de votos en contra del acuerdo «desencalla la relación entre la Mancomunitat y el COR», sintetiza y plasma el clima resolutivo y pacificador que se instauró en muchas administraciones públicas valencianas, al ser desalojado de ellas tantos gobernantes corruptos y perversos del PP.

Es un convenio forjado a base de consensos, que abre la ventana a la esperanza, la de la Vall a tener su propio proyecto medioambiental. Pero también a que se vean públicamente reconocidos sus esfuerzos por ser pionero en la materia de los residuos. También resulta alentadora para la Vall la mención expresa que se hace: El COR se compromete a «acelerar los trámites» para que esta comarca disponga de una planta de residuos propia en Bufali, así como la supresión de esa losa gravosa para la Mancomunitat que preside Vicent Gomar, al «poner fin al sobrecoste diario que asume el ente comarcal en el transporte de la basura a Rótova». Como contrapartida, la Mancomunitat acepta «intermediar para que todos los municipios que la integran se unan al Consorcio». Además, el COR atenderá la reclamación que se venía haciendo desde la Vall, y «abrirá expediente de responsabilidad patrimonial por el sobrecoste del kilometraje de la basura, y compensará a la Mancomunitat». A mayor abundancia el documento reconoce los «errores» del pasado: «falta de diálogo» y «enfrentamiento judicial».

Sombra caciquil en Albaida. Que la censura, tras cuatro décadas de democracia, siga dando sarpullidos contra la libertad de expresión, es un demérito lo protagonice quien sea. Que además llueva sobre mojado, como acontecía esta semana en Albaida es una noticia que induce al desasosiego y la desesperanza: «Censuran un artículo de CC.OO en el libro de las fiestas patronales de Albaida». La plasmación de esa censura no ha podido ser más chapucera, ya que los ejecutores de tal anacronismo han sido, al parecer, miembros de la comisión de fiestas. Y todo porque los del citado sindicato aprovechaban dicha tribuna local para «reivindicar derechos para los trabajadores de la empresa Reig Martí». El titular de dicha empresa, en opinión de muchos albaidenses, aún ejerce de cacique de Albaida, cuyos deseos son acogidos como órdenes entre gran parte de la población. Pero lo mas grave del asunto atañe al alcalde, Josep Albert (Compromís), quién actúa como cómplice de esa censura, para no agraviar al señorito cacique. Una actitud sumamente reprobable.

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