La falta o reducción de capacidades sensoriales no tiene por qué ser impedimento para disfrutar de experiencias únicas. Así lo han vivido 50 invidentes de la ONCE después de haber visitado la Font de la Figuera, zona enmarcada en la denominada cariñosamente Toscana Valenciana. Llegados desde Valencia, les esperaban con ilusión el personal de la Cooperativa La Viña para acompañarles a un campo de viñedos no muy lejos de allí. Tal como afirmaba una de las técnicos con gran sorpresa, «es la primera vez que recibimos una visita tan especial, algo que nos demuestra que no hay límites para nadie en ninguna actividad». Mientras tanto, una de las ciegas, con lágrimas en los ojos decía que aquello era «un privilegio, no solo vendimiarlo también percibir el olor y sabor de la uva directamente recogida del campo».

Porque allí, con cuidado, vendimiaron y probaron varios racimos, algo insólito para ellos que consiguió emocionarles. Después, a su vuelta a la Font de la Figuera, fueron recibidos en el ayuntamiento por las concejalas Puri Lluch e Ibana Tormo, primera teniente de alcaldía y concejala de Bienestar Social, respectivamente. A continuación, el cura Lisardo Castelló les mostraba orgulloso la joya del templo parroquial, el retablo del pintor Joan de Joanes. Emocionado por la valentía mostrada por todos ellos al viajar hasta la Font y por ser éste uno de los primeros grupos que visita la parroquia después de ser distinguida como Santuario Diocesano de la Virgen del Rosario de los Niños por el arzobispo de Valencia, hace apenas unas semanas.

Finalizaron la visita a la localidad en la cooperativa, que se encuentra en plena campaña de vendimia. Por ello pudieron experimentar con sonidos, olores y también sabores, ya que cataron uno de los vinos más reconocidos y galardonados de la bodega, Venta del Puerto nº12, al que alguno de ellos catalogaron como «el mejor vino que hemos probado en la vida». El maridaje siguió en Vallada, degustando unos gazpachos manchegos en el restaurante de esta misma comarca, Sàez, regentado por el joven chef Eusebi Sàez, el cual, aunque incorpora elementos de vanguardia en sus platos, no abandona el estilo típico culinario por el que es conocido su local desde hace más de 50 años.

El coordinador de ocio regional de la ONCE, Joanma Prats, afirmó sentirse muy agradecido con la acogida, la hospitalidad y el cariño mostrado por las instituciones de la Font, la parroquia y en especial a la Cooperativa La Viña, que se ha volcado en proporcionarles una jornada única. Ahora, ya esperan volver en breve para poder experimentar vivencias parecidas, ya que «no todos los días una persona invidente tiene la oportunidad de recorrer el proceso de elaboración del vino desde la tierra que lo ve nacer hasta la mesa donde se consume», dijeron.