El proyecto piloto consiste en la restauración de vertientes degradadas por el uso masivo de herbicidas en el pasado. Los protagonistas son un grupo de siete alumnos de 4º de ESO de IES l'Estació de Ontinyent que este año han estrenado una nueva asignatura optativa: Cultura Científica. El coordinador de la iniciativa, que de momento se focaliza en los márgenes de unos terrenos de propiedad pública situados en los aledaños del centro educativo y de la estación de tren, es el biólogo Salvador Argente. El objetivo marcado: «recuperar el valor del suelo para frenar la erosión, evitar que se pierda y facilitar la infiltración de agua tras años de poca lluvia», según expone a Levante-EMV el docente. La primera fase del proyecto acaba de concluir y ahora toca evaluar los resultados, antes de reanudar los trabajos. Los alumnos han cortado troncos y han aprovechado madera de poda para crear esclusas de retención de sedimentos superficiales en las pendientes. También han plantado 15 árboles autóctonos proporcionados por la asociación ecologista Bosc Viu para la repoblación de taludes en una zona muy deteriorada por la ausencia de mantenimiento, donde han irrumpido especies invasoras como el alianto, o árbol del cielo, imponente por su gran altura. A lo largo de las próximas fases, podrían plantarse hasta un centenar de ejemplares. Con las terrazas vegetales se persigue que el agua se infiltre en la cubierta.

Hasta ahora, las intervenciones —inspiradas en un modelo practicado por la conselleria para luchar contra los efectos de los incendios— se han llevado a cabo en un margen vertical de 50 m2, cuya pendiente ha dificultado el trabajo por la complicada accesibilidad.

Conciencia medioambiental

La tierra en la que se actúa era fértil y productiva en un pasado. Algunos testimonios apuntan que era propicia para recolectar setas. «Ahora está muy deteriorada y erosionada: la tierra baja tiene cada vez menor utilidad», señala Argente. Con la asignatura, eminentemente práctica, los alumnos aprenden cuáles son las consecuencias «de no cuidar el terreno» y la importancia de un recurso «que no solo puede servir para construir», a la vez que se transmiten valores como la sostenibilidad medioambiental o la necesidad de proteger la tierra, incide el biólogo. El estudio de cómo han influido las lluvias de estos últimos días en el proyecto —podrían haber generado arrastres— también va a «ayudar a sacar conclusiones». Argente predice que en un año se verá con claridad la evolución y efectividad de la actuación y si se ha conseguido estabilizar el terreno. Los resultados se trasladarán a otros espacios en un futuro.