Nadie que en los 60, 70, 80 y 90 se haya criado por la parte antigua de Xàtiva en torno a la plaza del Mercat, el eje Trobat-Botigues o la plaza de la Seu puede decir que desconoce la mítica tienda de juguetes, baratijas y chucherías Casa Antonio. Sita desde los años 60 en un local que en 1995 se convertiría en el primer pub del Mercat como zona de ocio, Café del Mercat, Casa Antonio se trasladó ese año a la calle Corretgeria, donde todavía continuó en activo hasta 2006. Su propietario, Antonio Ponce Garzón, fallecía el lunes a los 80 años. Ayer fue despedido en el tanatorio de Servisa de Xàtiva. Hombre no muy comunicativo, alto y bastante circunspecto era recordado, en cambio, con entrañable cariño por centenares de vecinos que, en su infancia, accedían embelesados a través del vestíbulo con escaparates a los lados a un universo de golosinas, cromos, caretas, figurillas de indios y vaqueros y de soldadets, canicas, pirotecnia... Fue el primero en vender en 1980 el legendario cubo de Rubik, y era de los pocos que servían cartuchos para un mito de los 70: el Cinexin. De hecho, en la trastienda organizaba proyecciones. Casa Antonio era un tipo de comercio que hoy, visto desde la era digital, parece remoto, casi prehistórico, con su intercambio de novelas del oeste usadas, la venta de cromos sueltos, los tebeos de ocasión, los inocentes artículos de broma...
