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Des dels Alforins

a por las patirrojas

Hace un par de semanas cazamos en el coto que Moisés Navarro, de Cacerías Fontalbres, regenta en Pozo Cañada: El Viso. Uno de los muchos que Moisés, que se dedica a la cría y adiestramiento de perros de caza tiene en la provincia de Albacete. El día amaneció nublado y con algo de viento. Ideal para cazar. Si coges un día tórrido de esos que hace en el mes de octubre estás perdido, tanto tú como los perros. El terreno estaba muy cómodo de cazar tras las lluvias de los últimos días. Falta hace porque el campo está muy seco. Me acompañaba por primera vez mi perrita Syra, una labradora, color chocolate de ocho meses. Lo ha hecho francamente bien. Aún le cuesta entrar en la leña, pero poco a poco irá perdiendo el miedo, en cuanto se pique con alguna patirroja o algún rabudo. Batió muy bien la zona, yendo en todo momento por delante de mí, con la nariz pegada al suelo, rastreando muy bien y cubriendo una amplia zona.

El cazadero es excepcional para la perdiz. Monte bajo de esparteras y carrascas con barrancos y sinuosas laderas. Nada más comenzar Tortosa me envió una perdiz endiablada cruzada, pero aún estoy acostumbrado a la escopeta de un solo gatillo, que utilizo en el tiro al plato y cuando fui a apretar el segundo, ya era demasiado tarde. Erré un par de perdices, de las que sueñas por la noche y no las olvidas en mucho tiempo. A la perdiz hay que tirarle de tenazón, sin apuntar. Cuando quieres asegurar, fallas el tiro. Eso me pasó a mí, al menos, a una perdiz que le he visto todos los colores. Una perdiz que me ha ventado el perro y que me he tragado.

El próximo viaje me llevaré plomo del número 6 porque he dejado mucha caza por cobrar. Perdices alicortadas, casi todas. He perdido seis perdices, de las nueve que he abatido. El plomo del 6 o sexta es más gordo que el de séptima, obviamente y penetra más, dejando poca caza herida. Normalmente es un cartucho que se utiliza cuando está más avanzada la temporada, en pleno invierno y la perdiz sale más larga. La perdiz está fuerte y eso que aún no ha empezado el frío de verdad. En cuanto empiece a comer verde del campo, ya ni les cuento. Si no llevas unos perros experimentados pierdes mucha caza porque el monte es bastante denso y espeso y aunque veas caer la pieza y tomes la referencia de donde ha caído, al mínimo suspiro que tenga el animal se mete en el agujero y adiós.

Durante la jornada nos acompañóMoisés, que conoce la finca como la palma de su mano y la querencia de las patirrojas. Pepe Sala y Pepe Tortosa hicieron unas buenas perchas ambos. Sala también iba de estreno con su perra Luna, una podenca de poco más de un año, que iba poco despistada durante toda la mañana, pero que poco a poco irá cogiendo experiencia y afición. Al dueño, desde luego, no le faltan ninguna de las dos cosas.

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