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el mirador del benicadell

tocata y fuga en el club de fútbol

El pasado sábado saltaba la noticia, una de las más impactantes en el ámbito deportivo comarcal: Dimite el presidente del Ontinyent CF y su directiva. En tan repentina dimisión, desde el criterio de parte de la ciudadanía, no se pueden perder de vista las razones esgrimidas durante la asamblea extraordinaria de socios del club de fútbol, así como en la rueda de prensa del lunes, las cuales, según su ya expresidente, Luis Ortiz, son de índole económico, relacionadas con subvenciones e inversiones de las administraciones públicas. Llegados a este punto, sea uno aficionado o no al fútbol, y sienta o no los colores del club del Clariano, sin comerlo ni beberlo se ve inmerso en el asunto aunque sea de forma indirecta ya que se trata de un tema al que va a parar una parte, por ínfima que resulte en el computo del presupuesto municipal, de los impuestos que aporta la ciudadanía. Por lo que los ontinyentins en general están legitimados a saber cómo gasta, hasta el último euro, el gobierno municipal. Y los que destina al Ontinyent CF no son una excepción. Es la hora , pues, en la que las proclamas de "transparencia" del gobierno municipal haga público —porque no lo ha hecho— el baremo que usa para subvencionar al club a cuenta del presupuesto municipal.

Todo este alboroto, que también se puede traducir como medida de presión, acontece en vísperas de que las instituciones públicas estén a punto de invertir muchas decenas de miles de euros en unos trabajos en el terreno de juego del Ontinyent: tan cerca como hoy mismo. Las obras consistirán en la retirada del actual césped artificial para colocar uno nuevo de última generación. Con el agravante que esta inversión no figuraba como prioritaria en el listado de urgencias que reclama la ciudadanía y que, por tanto, se antepuso a otras carencias. ¿Ahí no participa Ontinyent? Pero como la insatisfacción parece ser consustancial en muchas élites sociales, la directiva que presidía Ortiz quería más. O vete a saber qué otras motivaciones les indujeron a esta tocata y fuga del club, justificada públicamente con un argumento emocional: se siente «engañado y estafado» por el alcalde ontinyentino, Jorge Rodríguez.

Más allá del fútbol. El asunto, creo yo, transciende más allá de un conflicto entre un alcalde y un presidente de un club de futbol. Máxime cuando una entidad como es el Ontinyent CF goza de una situación de privilegio ante el ayuntamiento. Desde el gobierno de Rodríguez han recordado que, anualmente, las arcas municipales subvencionan con 40.000 euros a la entidad, más otros 20.000 para gastos de electricidad. Con todo, escuchadas las dos partes en litigio, se desprende que el ya ex presidente midió mal los tiempos. Y que estaba a punto de expirar el plazo comprometido por Jorge Rodríguez como presidente de la Diputación para recibir una ayuda extra de la institución provincial a través de la FVF que amortizase el lastre del club, lastre según dicen, que Ortiz y el tesorero avalaron personalmente. Y ahora se les ha subido el agua al cuello. Lo que la directiva de Ortiz no ha dicho es que, pese a que el Ontinyent ya hace unas temporadas que descendió a tercera, el gobierno municipal les sigue aportando la misma suma que cuando militaba en 2ª B. Y que la empresa de pinturas de Ortiz ha facturado 21.000 euros por trabajos de repintado en el estadio

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