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la ciudad de las damas

Una ciudad educadora

Ayer se inicia la Semana de la Educación en Xàtiva, impulsada, pero no realizada, desde la concejalía de Educación del ayuntamiento. La distinción es importante porque viene a resaltar una particularidad importante de esta iniciativa cuyo interés no sólo radica en que sea la primera vez que se lanza una acción de este calado, por lo menos en razón a su duración, la calidad de los ponentes o la actualidad de los temas tratados. Es fácil desde la soledad de un despacho organizar eventos a la medida, pero es muy difícil poner de acuerdo a los agentes sociales, en este caso de la comunidad educativa y conseguir la participación y el compromiso de todos y cada uno de ellos. Para eso hay que vencer resistencias y reticencias basadas en la desconfianza producida por fracasos anteriores, la decepción ante promesas incumplidas o simplemente la falta de entusiasmo derivada del cansancio que produce un trabajo tan exigente y agotador como el suyo.

No debe haber sido tarea fácil siendo el estreno de una concejalía con poco rodaje en el puesto. Y en un sector, el de la educación, donde la mayoría tienen el culo pelado, y perdonen la mención a esta parte poco elegante de la anatomía, hartos de recibir multitud de ofertas y promesas de la Administración, que aceptaron o rechazaron tras la oportuna crítica o valoración. Los docentes, son miembros de la comunidad educativa pero también de una sociedad que les exige una inmensa responsabilidad a la hora de conseguir generaciones futuras no sólo más preparadas, sino más educadas en valores y principios de convivencia. Para ello, han propuesto desde proyectos legislativos incomestibles que nunca han contado con su apoyo, hasta ideas peregrinas en su optimismo imposible, pasando por algunas propuestas dignas de ser tomadas en cuenta.

Lo que es evidente es que un país que en 30 años ha tenido siete leyes de Educación no acaba de tener claro cómo conseguir el objetivo que aparentemente está empeñado en conseguir y debería prestar atención a quien vive en las trincheras del día a día.

Las familias son otra parte de la ecuación que tiene mucho que decir en esta función. Sobre todo, porque sabiendo la trascendencia de la apuesta hacen un gran esfuerzo, en la medida de sus posibilidades y conocimientos, para jugar ese papel formativo, que debe encajar y complementarse con el realizado en los centros educativos. El alumnado, ya se sabe, son los protagonistas sin discusión, pero su voz es fragmentada y confusa por su propia idiosincrasia. A veces demasiado silenciosa, por su propia inexperiencia, pero a veces, también acallada por su nivel de exigencia y la incomodidad que provoca.

En el tiempo y en el espacio. En cualquier caso, el planteamiento de la iniciativa, no es tanto temporal porque se realiza en una semana, como espacial, porque es un proyecto para la ciudad en su conjunto, que pretende romper departamentos estancos para aunar esfuerzos y conseguir que la educación, en toda la fantástica amplitud del término, no sea competencia circunscrita a las cuatro paredes de las escuelas e Institutos sino labor de toda una ciudad. Desde los medios de comunicación hasta el empresariado, desde las fiestas hasta el deporte, las instituciones y las asociaciones, todo educa y contribuye a crear espacios de convivencia y respeto o por el contrario contradice de forma contundente el mensaje que se predica en las escuelas desmintiéndolo en la calle. Xàtiva, ciudad educadora, finalmente puede ser un eslogan mentiroso. Pero también una realidad capaz de dar respuesta a un desafío educativo enormemente complejo que sólo obtendrá respuesta si se afronta de forma colectiva, generosa e inteligente.

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