Una semana petada —en el argot callejero— informativamente. De las que se hacen difícil de tragar, y menos digerir, al ciudadano pensante. Máxime si en la batidora del noticiero le llegan seísmos de la aldea global, como la distorsión histórica que puede significar la llegada a la presidencia de los USA de esa suerte de Gil y Gil. Por aquí el batle ontinyentí, Jorge Rodríguez, que sigue en su tiempo dulce, anunciaba con la debida satisfacción que Ontinyent incrementa un 33% las inversiones en 2017. O sea que según las previsiones, durante el 2017, el ayuntamiento superará los 5'3 millones de euros en inversiones. Una parte mínima será decidida mediante el promocionado Ontinyent Participa. El anuncio lo ofició el concejal de Hacienda, Joan Sanchis, en el transcurso de la presentación del proyecto de presupuesto del ayuntamiento, elaborado por el gobierno municipal para el próximo año.
La cifra es mareante, sobre todo para quienes no llegan a final de mes. Ronda nada menos que los 28,8 millones de euros. El latiguillo argumental de Sanchis contiene una letra a la que, como le cantaría el Sabina, le falta un estribillo para ser una buena canción. Y en síntesis dice así: «equilibrado tanto en ingresos como en gastos y que se presenta con el tiempo suficiente para que, al igual que el año pasado, pueda entrar en vigor el 1 de enero». Pues eso, que a falta de analistas de rigor e independientes que le pongan los puntos debidos a las íes del presupuesto, y ante la poca pegada que la oposición municipal viene exhibiendo en estos menesteres, no cabrá más remedio que entonar el loado sea el presupuesto. Aunque si de verdad quieren sacar pecho los de Rodríguez en el asunto de la participación deberían mirarse en espejos como el de Badalona, donde su ayuntamiento, para el proceso participativo, destina 14 millones de euros, el 45 % de su presupuesto de inversiones. Mientras que los 410.000 euros del Ontinyent Participa en el global de 5'3 millones de inversiones hace que, frente a los catalanes, los de Rodríguez queden a la altura del betún.
Con todo Rodríguez anda sobrado de razones cuando afirma que «por fin Valencia empieza a asumir la deuda histórica con Ontinyent"». Una vieja reivindicación de los socialistas que, ahora, empiezan a ver cómo se va saldando. En clara alusión a «la deuda histórica con la ciudad». Y es que el alcalde venía de un pasado fin de semana exultante con motivo de la gala en el Echegaray de la Nit d'Escola Valenciana, en la que ejerció de anfitrión ante el presidente de las Corts, Enric Morera, y el conseller Vicent Marzà, entre otros. «Hemos conseguido que la Diputación vuelva a hablar en valenciano», dijo el primer edil.
La Mostra de Titelles: Denominación de Origen. En estos días de vértigo, la XXXII Mostra Interacional de Titelles se ha desparramado por 19 poblaciones de la Vall como una taca d'oli impregnando a la comarca con una de sus más genuinas denominaciones de origen cultural. Superada la treintena, el prestigio y el buen hacer que desde su inicio le han sabido imprimir sus fundadores y conductores, individual o colectivamente, digo del grupo nacido en Albaida, Bambalina Titelles, se ha consolidado. La Mostra es ya toda una cima y un referente en el fascinante mundo de las marionetas.
