Comisiones Obreras cumple el medio siglo de existencia a la vanguardia de la lucha por los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Hace unos días celebraron un emotivo acto de aniversario en la Casa de la Cultura de Xàtiva, e inauguraron una pequeña exposición de fotos y documentación de los que han sido estos cinco largos lustros de lucha por la democracia sindical en el contexto de las comarcas centrales del País Valenciano. Se tomó como referente de la lucha sindical, a la Papelera San Jorge de Xàtiva, cuyo ascenso, esplendor y caída, marcó el claro ejemplo del devenir histórico del poder industrial valenciano, en los sectores del mueble, el textil o el papel, en el tiempo que va desde la dictadura hasta el actual presente globalizador, donde la fábrica de don Gregorio, pasó en escaso medio siglo de existencia, de ser empresa modélica con más de trescientos trabajadores, a desaparecer, y cerrar sus puertas.

Curiosamente, casi al mismo tiempo, que Comisiones celebraba la efeméride de su nacimiento, el Ayuntamiento de Xàtiva presentaba los ganadores de los premios literarios, donde el historiador Cebrián, ganador en el apartado de investigación histórica, documentaba el esplendor perdido de la potencia industrial de la Costera, a través del análisis de las enormes chimeneas industriales que se reparten por la geografía urbana de sus municipios, donde destacan los 50 metros de una de los restos de la fábrica de Gregorio Molina, la más alta de toda la Comunidad Valenciana. Pero cómo se puede tener un esplendor tan efímero. Sólo los sindicalistas, trabajadores y propietarios de aquellas fábricas, podrán dar testimonio de tan espantosa pérdida, para aprender de los errores cometidos de cara al futuro, porque Valencia no sólo puede vivir de la agricultura y el turismo. Tiene que recuperar urgentemente su industria.

Participación obrera. Comisiones nació en el seno del sindicalismo vertical impuesto por el régimen franquista, que intentaba controlar así el combativo movimiento obrero, después de haber reprimido y haber hecho casi desparecer las grandes centrales sindicales históricas como la CNT y UGT. Tras el fracaso de la lucha en forma de maquis o guerrillas urbanas, se optó por la lucha democrática a través de la oportunidad que ofrecía el régimen a la participación obrera mediante las elecciones a enlaces sindicales y jurados de empresa. Así pudieron ir penetrando en empresas tan importantes como Cartonajes Suñer, Calzados Segarra o la propia Papelera de San Jorge, y así hacer frente a aquel paternalismo de la patronal, que evitaba el incremento salarial, y compensaba al trabajador con viviendas baratas, viajes a Roma, regalos no pedidos, o cine gratis. Xàtiva está aún llena de memoria histórica, de recuerdos de aquellos centenares de trabajadores, que también tendrían que poner escrito toda la inmensidad de alegrías y tristezas que dio aquella fábrica.

De aquella masa trabajadora surgieron los primeros sindicalistas, que contaron con ayuda del clero progresista que tras la abertura iniciada por el Concilio Vaticano II cedieron parroquias para celebrar reuniones clandestinas, con el objeto de despertar conciencias y hablar de democracia, aprovechando que era el único lugar donde la prohibición del derecho a reunión y asociación no se aplicaba a rajatabla. Así, a partir de los años 60, con el Plan de Estabilización, la ley de Convenios Colectivos, y la extensión en Europa de un modelo de estado social que reconocía la labor de los sindicatos, la oposición al régimen continuó, con la aparición junto a Comisiones, de voces discordantes que se enfrentaron al CSN. Así nacieron Hermandad Obrera de Acción Católica, la Juventud Obrera Cristiana, o la Unión Sindical Obrera, que colaboraron para acabar con el verticalismo impuesto por el franquismo. De todos ellos también tendríamos que recuperar su voz.

Entre los históricos secretarios generales de la comarca intervinieron los compañeros Morales, Brígido, y diversos representantes sindicales de la Ferrys de Canals, y de empresas textiles de la Canal, testigos del imparable desmantelamiento del tejido industrial del interior valenciano, y de los nuevos retos de la lucha obrera, basados en hacer frente a las altísimas altas de desempleo, la precariedad laboral, y la proliferación de la economía sumergida. Comisiones se postula así como el primer sindicato del País Valenciano, con el reto de hacer frente a la temporalidad del empleo, el paro de larga duración, la discriminación salarial de la mujer, o la segregación laboral de los inmigrantes, y plantar cara también a las abusivas políticas que impongan reformas laborales lesivas a los intereses de los trabajadores y trabajadoras, o plantear una lucha dirigida contra los lobbies empresariales y burocráticos impuestos desde el poder. Comisiones Obreras se traza así el objetivo de resistir ante las embestidas del nuevo orden neoliberal que amenaza con acabar con los grandes logros sociales conseguidos en cincuenta años de lucha. Tenemos, por tanto, entre todos, que recuperar su historia, para no dar marcha atrás en los logros de este estado del bienestar, que tantísimo esfuerzo y sangre han costado, y buscar la difícil fórmula que haga recuperar parte de ese esplendor industrial perdido que tanto empleo creó