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Matisos discordants

Pasión y esfuerzo para cambiar la mentalidad turística

l pasado 23 de noviembre se conocían los nombres de los restaurantes que conseguían, mantenían, incrementaban o perdían las estrellas de la prestigiosa Guía Michelin, uno de los galardones gastronómico-turísticos de referencia mundial. Llamó la atención la consecución de la primera estrella por el joven chef Jöel Castanyé, del restaurante La Boscana en Bellvís, un municipio de la comarca del Pla d'Urgell, en la provincia de Lleida, situado a 20 kilómetros al este de la capital y con poco más de 2.300 habitantes. El restaurante, habilitado con excelente gusto sobre un antiguo establo para caballos, combinando la huella histórica con materiales modernos y ecosostenibles en un amplio entorno ajardinado, aporta desde que se puso en marcha hace dos años, valor a la experiencia gastronómica, algo que el propio chef define como un placer que debe ser vivido y no contado.

Interesantes fueron las declaraciones de Castanyé, formado en la Escola d'Hoteleria i Turisme de Lleida i en la Escola Universitaria d'Hoteleria i Turisme de Sant Pol de Mar, con experiencias de aprendizaje junto a grandes cocineros como Neichel, Pellicer, los hermanos Roca o Adriá, y con un punto de autodidacta, en las que hablaba con sorpresa y emoción sobre la estrella Michelin obtenida. La consideraba un premio a todo su equipo por el esfuerzo continuado, la pasión, el trabajo riguroso y sobretodo el entusiasmo con el que se aplican a lo que consideran como su profesión: la cocina. Y especialmente incidió en lo que supone el galardón, destacando que, ubicados en un pequeño municipio al que no llega mucho turismo, el secreto estaba en: «Mimar, mimar y mimar al cliente todos y cada uno de los días».

Generar empleo y riqueza. Hace tan sólo dos años que se abrió el restaurante y leyendo los comentarios de los clientes que han gozado de su experiencia gastronómica en celebraciones, cenas familiares o de amigos, expresados a través de las redes sociales, se puede atisbar que su éxito no es fruto de la casualidad. Es el resultado de horas de esfuerzo y trabajo, y sobre todo de vocación, dinamismo y obsesión por el trabajo bien hecho sin perder nunca de vista la perspectiva, inquietud, necesidad y satisfacción de los clientes, teniendo claro que en la experiencia gastronómica, con un gran componente turístico, el menú, por sí sólo, no es lo más importante.

De este ejemplo puntual se puede extraer una importante enseñanza para los profesionales hosteleros con un perfil e inquietud turística en un destino con gran potencial como lo es Xátiva, al que hoy llega poco turismo pero que reúne condiciones, si se hacen bien las cosas, de manera coordinada entre la esfera pública y privada, para que este incipiente flujo turístico pueda crecer, generando empleo y riqueza. Y la clave, como ha demostrado el joven chef de La Boscana de Bellvís y su equipo, es volcarse, con las ideas claras, en un cambio de mentalidad que pase de cubrir costes y cerrar en festivo cuando se consigue hacerlo a una actitud turística que considere especiales y mime a los clientes. Aunque sean sólo los de unas pocas mesas en un domingo cualquiera para conseguir que se marchen con la sensación de haber disfrutado en Xàtiva de una auténtica experiencia gastronómica-turística difícil de igualar por su calidad, trato amable, deferencia, consideración y atención de gustos y necesidades de cada cliente que ha de sentirse como un huésped único y exclusivo al que se honra. Por ahí, tratando de avanzar y cambiando la mentalidad, sería bueno empezar a construir actividad turística en la ciudad con una mínima garantía de futuro, sin perder de vista y tratando de aplicar a escala distintos modelos de éxito, cuyo conocimiento es cada día más accesible en la sociedad global de la información, y de los que se puede aprender y mucho.

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