Hay actitudes que se pueden debatir o no. Pero la que viene mostrando el gobierno actual de Ontinyent, en relación a apostar por la educación, es del todo loable y admite pocas discrepancias. Tal como se hacía público esta semana al anunciar que el ayuntamiento ontinyentí «aumentará en un 20% las partidas para potenciar el Campus Universitari» en el contexto del presupuesto para 2017. A mayor abundancia las previsiones apuntan a «una nueva asignación para implantar la titulación de Enfermería y una específica para Ciencias de Actividad Física y Deporte», dice el comunicado.

Pero la apuesta municipal por la Universitat va más allá al destinar 80.000 euros a la UNED, a lo que cabe sumar otros conceptos que en total ascienden a más de 250.000 euros, que es la cantidad que destinará el gobierno municipal a estudios universitarios en la ciudad para el próximo año. Por lo que no resulta descabellada la afirmación que lanzaba el concejal responsable de este negociado, Óscar Borrell, cuando en relación a los tres millones que el consistorio destinara en 2017 a aspectos como Educación, Deportes, Juventud o Igualdad, manifiesta que «son una inversión y no un gasto». Claro que después habría que ver la letra pequeña, y si, al desmenuzar estos gastos, están razonados y justificados al cien por cien. Una más que dificultosa e ímproba labor.

Cañizares no trajo noticias sobre la herencia Nadal. Aunque el cardenal Cañizares preparó y anunció, pomposamente como figura en su ADN, su aterrizaje presidencial, el pasado jueves, con motivo de las fiestas de la Purísima de Ontinyent —«la primera localidad valenciana que la tuvo como patrona», como han explicado desde la oficialidad— al parecer se le olvidó dar alguna buena noticia a la feligresía local en relación al legado de María Nadal, que como es público, fue usurpado —el testamento— al desviarse al arzobispado la millonaria herencia. Tampoco parece que el párroco de Santa María, Juan Melchor Seguí, feliz con su jacuzzi y otras comodidades procedentes de las migajas de dicha herencia, osara incomodar al purpurado de Utiel, tan afín él a Franco y tan lejos del Papa Francisco. Seguramente, los del cardenal deben pensar, hablando en plata, que los creyentes de Ontinyent ya deben sentirse bien pagados al conmemorar este año «el 75 aniversario de su imagen en plata». Por cierto que otra cantidad importante, medio millón de euros, es lo que vale una demora. Y es que bien está que ante las deficiencias encontradas en la residencia para personas con discapacidad intelectual de Ontinyent, la conselleria involucrada en su apertura haya optado por invertir 500.000 euros como paso previo para poner en marcha dicha residencia, fijada inicialmente a finales de verano de 2017. Si tenemos en cuenta que esta residencia para personas con discapacidad intelectual de Ontinyent fue construida fruto del convenio suscrito entre ayuntamiento, Caixa Ontinyent y el Consell gobernado por el PP, y concluyó sus obras en tiempo y forma en 2010, resulta obvio que la dilatada demora ejercida por los anteriores gobiernos del PP en su apertura ha dejado una nefasta herencia de deterioros, lo que obliga al actual gobierno Valenciano a invertir más de otros 200.000 euros (que suma a los 300.000 previstos) extraídos de la exhausta caja autonómica para la susodicha puesta en marcha de este servicio. Pues a esperar.