Un valenciano vuelve a presidir la Confederación Española de Sociedades Musicales después de 16 años. Su nombre es Vicente Cerdá y nació en 1962 en Montesa, aunque reside en Vallada. Su larga trayectoria, como directivo comarcal primero y luego como presidente de la Federación provincial de bandas, le ha llevado a ser elegido por unanimidad en la última asamblea celebrada en Palma de Mallorca.
Se ha puesto al frente de una entidad que representa a más de 1.000 bandas españolas. Menuda responsabilidad.
La Confederación de Sociedades Musicales nació en 1993 para ser el altavoz en Madrid de los intereses del mundo bandístico. Cinco federaciones autonómicas aunaron fuerzas porque, aunque cada autonomía tiene su régimen y sus leyes, muchas cosas dependen del Ministerio de Cultura. Nuestro proyecto fue respaldado por todas las federación. Es una gran responsabilidad y ahora tenemos 4 años para intentar recuperar a los que se han perdido por el camino.
Se fija el objetivo de relanzar la Confederación después de un periodo de baja actividad.
Tras una primera etapa, muchos miembros han abandonado la entidad nacional o bien por causas económicas o porque no les gustaba cómo se estaba haciendo. Llegamos a ser 15 federaciones y ahora quedamos 8. La idea es invitarles al nuevo proyecto e intentar que vuelvan a subirse al carro, porque nos beneficiaremos todos. Cuantas más bandas seamos, más fuerza tendremos para reivindicar nuestros intereses. También queremos pontenciar la comunicación tanto interna como externa. Necesitamos un gabinete de prensa potente para conseguir la máxima repercusión. Si se hacen las cosas pero no se comunican, no existen.
¿Cómo ha cambiado el panorama desde que usted empezó?
El mundo de la música ha evolucionado mucho y los músicos están cada vez más preparados, pero lo que más ha cambiado es la formación de los directivos: las sociedades cada vez se están profesionalizando y modernizando más y son más competitivas. Hace 30 años no había contratados y hoy todas tienen como mínimo a un administrativo, un directivo y profesores.
¿Por qué es importante tener a un valenciano de altavoz en Madrid?
No vamos a engañarnos: la Federación valenciana es la más activa de todas; es donde más sociedades y directivos hay y donde más nos movemos. En nuestra Federación hemos comenzado un proyecto para intentar cambiar el marco normativo de las sociedades musicales. Somos empresas, aunque mucha gente no se lo crea. La ley lo dice muy claro: cuando una institución tiene gente empleada se convierte en una empresa y tiene la misma obligación que las empresas, aunque en nuestro caso nuestro objetivo no es ganar dinero. Somos asociaciones sin ánimo de lucro, pero tenemos empleados, profesores, administrativos y directivos de alta. Cambiar ese marco normativo es cosa de Madrid. Por eso necesitamos un altavoz potente.
¿Cuál es la salud del sector?
Llevamos varios años casi en precario y las sociedades musicales no han desaparecido, al contrario: se han registrado nuevas altas en la Federación. Tenemos más bandas que pueblos hay en la C. Valenciana. El sector está vivo y sano, pero lo que no está tan sano son las ayudas y reconocimientos. Esto último hace más falta que lo primero.
Explíquese.
A nivel autonómico llevamos muchos años peleando para ser BIC, pero el BIC lo da el Estado español. Para todo lo relevante tienes que ir a Madrid. Cuanto más reconocimiento institucional, tienes más ventajas y beneficios fiscales y eso ayuda a ahorrar dinero. Se trata de una cuestión de voluntad política. Primero han sido las Fallas y ahora tendríamos que ir nosotros, pero el proceso es largo y necesitamos ser fuertes. En el último pleno del Instituto de Artes Escénicas, la Confederación también pidió que se apruebe la Ley de Mecenazgo, que está en los cajones de los políticos.
¿Cómo afectaron los recortes?
Desde los recortes 2008 en las ayudas, hemos estado peleando con el gobierno autonómico. Después de un acuerdo en 2010, las ayudas se han mantenido, ni han subido ni bajado. Si estuviéramos más juntos y nos creyéramos a la Confederación, podríamos ir todos a una voz a la autonomía de turno a decir que no venimos solos, sino que llevamos 1.000 bandas. A nadie le gusta montar un pleito, pero sí podríamos decirles «vamos a llevarnos bien», vamos a entendernos, a negociar y a ver qué podemos hacer para que todos se beneficien. Un estudio de la UV indica que somos la empresa cultural más importante de la C. Valenciana. Alrededor de las bandas vive mucha gente: hay muchos agentes implicados, aunque muchas veces nos vemos solos y creo que deberían implicarse más porque si las sociedades caen, ese mundo también.
¿Y la crisis?
La crisis ha pasado factura a las familias: hay alumnos que no han podido pagar las cuotas y han dejado de estudiar música, pero no por ello las sociedades han menguado ni tampoco los músicos. Por otro lado, se han reincorporado jubilados y parados. La banda es una enseñanza a lo largo de toda la vida. En el mismo atril hay tres generaciones: está el chaval de 16 años y el hombre de 80, transmitiéndose valores y conocimientos mutuos.
