tra vez ha saltado estos pasados días, coincidiendo con las festividades navideñas, la polémica sobre la apertura o no del castillo de Xàtiva en determinados días festivos. En una industria —porque eso es esta actividad—, tan competitiva como el turismo y en la que el principal activo es la satisfacción del visitante/cliente no hay que olvidar uno de sus planteamientos básicos: «Cuanto más festivo, mayor demanda», y más en una sociedad actual que ha multiplicado su tiempo de ocio asociado a la realización de actividades lúdicas. Por ello, en un destino cultural que quiere comenzar a ser valorado como tal no debería abordarse de manera puntual la apertura del principal monumento de su oferta turística, sino tratar de elaborar una programación anual consensuada con todos los actores afectados de un modo directo o indirecto.
Es el momento, a principios de año, de analizar el calendario de 2017 y contemplar todas las festividades para tratar de responder a esta creciente demanda con la mayor amplitud horaria posible. Evidentemente, en el castillo de Xàtiva se parte de una situación más bien precaria en cuanto a recursos humanos adscritos a un monumento tan impresionante y de tanto valor histórico que en cualquier región europea el Estado o los organismos autonómicos estarían sin duda integrados en la responsabilidad de dotarlo o aportar suficiente plantilla.
Pero como no es el caso, con esta coyuntura sería oportuno establecer un cuadrante horario anual de los efectivos disponibles en la plantilla municipal, al que poder sumar, lo antes posible, recursos humanos cualificados en forma de contrataciones interinas provistas después legalmente en plazo como oferta pública de empleo, bolsas de trabajo, prácticas, becas, voluntariado conveniado o contrataciones externas puntuales de apoyo, y teniendo en cuenta que se trataría de fórmulas provisionales a la espera de una auditoria o análisis previo experto que aportara luz sobre las necesidades y adecuada dotación de personal de la fortaleza como enclave turístico destacado en el contexto de una economía local en la que se apueste, por fin, por la actividad turística como uno de sus pilares básicos y de futuro.
Después de tantos años de dejación y por mucho que la exigencia política o electoral incite a la prisa, en un tema como la planificación turística no sería bueno correr a riesgo de errar y no construir una adecuada y consistente base sobre la que edificar un sólido proyecto turístico para Xàtiva. Pero eso no significa inacción. Hay que empezar por construir un verdadero equipo turístico municipal en el que es imprescindible la acción, el liderazgo y responsabilidad de quien ocupe la responsabilidad política superior y al que, en este sentido, nadie puede sustituir en el cometido ni hacer su trabajo. Cabe valorar con qué se cuenta, aprovechar el talento humano que existe, sondear interés, voluntad, capacitación y compromiso en ésta y otras áreas y comenzar, siempre en equipo, a dar pasos, pequeños pero seguros, contrastados y en la dirección correcta, siguiendo una hoja de ruta elaborada previamente y para el caso concreto de la ciudad y su peculiaridad por profesionales expertos. No se avanzará sin ser capaces de articular este equipo con disponibilidad, vocación y pasión. Siendo conscientes de la adversidad, que está casi todo por hacer, pero constantes y buscadores incansables de consensos con una iniciativa privada turística setabense que ha de crecer, emprender e innovar, con todo el apoyo municipal, pero teniendo claro que debe hacerlo por sí misma. Y sobre todo, trabajar sin urgencias interesadas y con línea directa ejecutiva con la máxima autoridad municipal implicada, porque ella es la imagen institucional representativa de la ciudad, desterrando la idea del turismo como una competencia municipal no esencial, a repartir como cuota de partido, de gobierno o familia política, y difuminada en agrupación de otras competencias en una variopinta concejalía que al final siempre tiene las manos de trapo.
