Después de una tormenta no siempre llega la calma: primero toca evaluar los daños. En el restaurante de la zona recreativa Las Arenas de Navalón, en plena sierra de Enguera, los destrozos ocasionados por el último temporal son señalados como «cuantiosos». La enorme cantidad de árboles derribados o despedazados en los montes ha hecho mella en las instalaciones de restauración como esta. «Hacía 11 años que no nevaba de esta manera. La sensación es la de que ha pasado un huracán. Va a llevar mucho tiempo volver a la normalidad», resume Paco, el propietario. El techo de la terraza y las carpas son las partes más dañadas. «Tenemos una carpa grande para tirar. Las carreteras y caminos están hechos un desastre. Será complicado que todo vuelva a estar como siempre, pero con esfuerzo lo conseguiremos», añade.

En algunas zonas de la sierra de Enguera, la nieve alcanza los 70 centímetros de espesor y tardará días en desaparecer. El ayuntamiento, Protección Civil, las brigadas de Divalterra y voluntarios de Adene han trabajado sin descanso durante el fin de semana para retirar los pinos y otros obstáculos que impedían el paso por diversos tramos de carretera y restablecer los principales accesos, como el de Las Arenas. Todavía ayer proseguían estas actuaciones.

Avalancha de visitantes

Navalón ha recibido una avalancha de visitantes en los últimos días. En el camping del Teularet, los accesos resultaron intransitables hasta el domingo, cuando el restaurante pudo reabrir sus puertas. «Recibimos muchas llamadas de gente que quería venir. Todavía estamos evaluando los daños en el interior, pero lo más destacable son los árboles y ramas que han caído, dificultando el acceso y que ahora mismo se están retirando», indicó a mediodía de ayer una responsable. Mientras se inspecciona cada edificio y la maquinaria, todo apunta a que la zona de acampada es la que más afectada se ha visto. «El camping es ecológico y tiene mucho soporte vegetal y seto natural que se ha roto, o caído», señalan en el complejo.

«Esperamos que el refrán 'año de nieve, año de bienes' sea real, porque nos van a llevar mucho trabajo las reparaciones». Este es el mensaje que los responsables del camping Los Carasoles difundieron el domingo por las redes sociales, acompañado de una fotografía del enclave teñido de blanco que semejaba una idílica postal y un aviso a navegantes: «Si venís, por favor, precaución en la carretera». Las previsiones se vieron desbordadas. El restaurante agradeció la gran afluencia, pero tuvo que pedir disculpas por el retraso en servir a algunos clientes. Y la línea telefónica estaba averiada.

Pero los daños por el temporal no se limitan a los montes, carreteras y caminos de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida. En Bocairent, el colegio Lluís Vives retomó ayer la actividad después de tres días de parón, aunque el mal estado de los barracones del patio ha obligado a trasladar las clases a la biblioteca, el aula de música o el laboratorio. El centro ya ha informado a la conselleria de la precaria situación en la que se encuentran estas aulas prefabricadas. El domingo se tuvo que retirar un abeto que se había derrumbado en el mismo colegio.

Por otra parte, la carretera de Moixent a Aielo de Malferit continúa cerrada al tráfico como consecuencia de los desprendimientos ocasionados por el temporal. El firme de la calzada se ha desestabilizado y la circulación es impracticable en un tramo de al menos tres kilómetros de esta vía secundaria.