Algo parece moverse por fin en las entrañas de la Conselleria de Medio Ambiente para combatir el polvorín forestal. El departamento de Elena Cebrián ha sacado a concurso la redacción de seis proyectos de restauración ambiental sobre una serie de montes sacudidos por los incendios en el periodo comprendido entre 1994 y 2005. El presupuesto global del contrato asciende a 290.000 euros, cantidad que se cofinanciará a través del programa europeo Feder.

Cada plan definirá una hoja de ruta para cada demarcación forestal. El proyecto acotado a la zona de Xàtiva, que se licita por 63.500 euros, es el de mayor envergadura. Según la documentación a la que ha tenido acceso Levante-EMV, la conselleria extenderá los trabajos a una superficie que engloba 1.845 hectáreas en 17 montes de utilidad pública de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida, protegidos y de alto valor paisajístico. La intervención abarca a los términos de Navarrés, Pinet, Quatretonda, Quesa, Ontinyent, Bèlgida, Beniatjar, Carrícola, Ràfol de Salem, Salem, El Palomar, Otos, Llutxent, Millares y Vallada y se focaliza en zonas afectadas por el fuego en el pasado reciente.

Los pliegos del contrato describen un horizonte a largo plazo en el que pueda incrementarse la capacidad de respuesta de los ecosistemas frente a los nuevos incendios y en el que los montes arrasados por el fuego recuperen la estructura y el funcionamiento que tenían antes de su degradación, sobre todo en lo concerniente a la protección del suelo. Para materializar esta misión con éxito, primero hay que fijar un calendario que incluye tratamientos de control de la regeneración y técnicas de selvicultura preventiva.

Del mismo modo, la conselleria persigue «romper la situación de estancamiento evolutivo» que ha generado una hiperdensidad en el arbolado resultante tras la regeneración de los incendios, con la finalidad de «posibilitar el desarrollo de las masas y la evolución natural de la vegetación».

Las bases del proceso estipulan la necesidad de crear núcleos de dispersión con especies de mayor nivel evolutivo y subrayan como prioritaria la construcción de puntos de agua naturales y la mejora y adecuación de los ya existentes en los ámbitos de actuación.

Entre las obras proyectadas figuran las cortas intermedias y los clareos de masas de vegetación hiperdensas, las podas y la limpieza de arbolado, la eliminación de matorral heliófilo y pirófito, la mejora de las infraestructuras forestales o la ejecución de fajas auxiliares y áreas de cortafuegos. Por último, también se prevé la implantación de núcleos de dispersión y reclamo, una técnica aconsejada por los especialistas que consiste en crear espacios de pequeñas dimensiones insertados en una matriz forestal donde, fomentando la heterogeneidad vegetal y la introducción de nuevas especies, se espera potenciar la atracción y dispersión de semillas y frutos y su establecimiento.

La desaparición paulatina de los aprovechamientos tradicionales por la falta de rentabilidad ha incrementado la vulnerabilidad de los montes frente al fuego y la probabilidad de grandes incendios. Los pliegos elaborados por la conselleria hacen hincapié en que «las deficientes políticas de restauración forestal y los planes de restauración de zonas afectadas por incendios se han revelado hasta ahora insuficientes para revertir eficientemente el impacto» del fuego en los bosques. El documento incide en que una rápida actuación postincendio resulta «clave» para minimizar efectos negativos como la erosión, la escorrentía, las plagas o la pérdida de valor paisajístico.

Vuelta a una situación preincendio

La empresa adjudicataria del contrato dispondrá de 10 meses para redactar los proyectos de restauración ambiental, teniendo en cuenta las directrices desgranadas en las bases y planteando un conjunto de intervenciones a largo plazo „cuyo presupuesto todavía ha de cuantificarse„ encaminadas a «asegurar el retorno de los terrenos forestales al estado inicial previo al incendio».

En la demarcación de Xàtiva, la mayor superficie de actuación prevista en los pliegos se concentra en Vallada: 400 hectáreas forestales inscritas en los montes de la Solana y la Umbria. En cambio, no se proyectan trabajos en la sierra de Enguera, una de las localidades valencianas que aglutina una mayor superficie forestal.

En los últimos meses, la inacción de la administración autonómica en materia de prevención forestal ha despertado las críticas del tejido asociativo y de los expertos del sector, que, de momento, echan en falta una apuesta más decidida por el aprovechamiento y la protección de los montes.