Saturnino Moya Martínez no olvidará nunca la sorpresa que recibió cuando todo el instituto La Canal de Navarrés al completo, profesores y alumnos, le brindó un gran homenaje en el patio con motivo de su jubilación como conserje del centro, días atrás. Nino, como le llaman todos, además de cumplir sus obligaciones como bedel, se implicaba totalmente en la vida del instituto. «Más allá de atender a los alumnos y de quererlos, desconectaba la alarma si se ponía a sonar, encendía la calefacción, desatascaba los desagües, arreglaba grifos y cisternas, reparaba electrodomésticos y cualquier tipo de puerta bloqueada... Es todo un manitas», resumía uno de los profesores del claustro. Sus compañeros lo describen como un hombre responsable y trabajador, apreciado por todos sobretodo por su inmejorable humor. De hecho, el cariño que ha sabido prodigar entre toda la comunidad educativa no ha finalizado al jubilarse: volvió para cocinar una paella multitudinaria.
