En Bèlgida dio comienzo el pasado domingo a su carnestoltes, un carnaval en el que el ayuntamiento se implica de manera muy directa para dar el mayor realce posible a la celebración. Los primeros actos fueron la misa en honor a San Ramón, a mediodía; la posterior procesión a las cinco de la tarde y por la noche la cena en el casal de los quintos. Esta cena se ha venido repitiendo desde el lunes hasta anoche, diariamente. También ayer por la tarde estaba previsto el pasacalle con disfraces para los escolares de la localidad.

Hoy viernes a las cuatro y media de la tarde comenzará la recogida de los balladors, que conducirá a los participantes a la plaza del Ayuntamiento. Ese espacio será el escenario de una dansà. Por la noche, a las 21 horas, esa misma plaza acoge hoy la Gran Dansà de Disfresses. Se trata de un concurso dotado de premios en metálico: 125 euros para el primero, 75 para l segundo y 50 para el tercer. A las 22.15 será la cena de disfraces, en la carpa municipal. Y desde las doce y media de la noche, macro discoteca móvil Tallarina, según el programa oficial facilitado por la organización.

Para mañana sábado a las dos de la tarde está fijada la comida de disfraces en la carpa, que contará con el acompañamiento musical de una charanga. Y a las cuatro de la tarde, la gran enfarinada por todo el pueblo. Esta celebración, cumbre del divertimento carnavalesco de esta localidad de la Vall d'Albaida, dará paso a una sesión de discomóvil en la carpa. El programa de actos deja para el domingo el remate de los festejos la gran dansà de despedida del Carnestoltes 2017 (a las cinco de la tarde en la plaza del Ayuntamiento), previa recogida de los balladors media hora antes.

El carnaval es una fiesta con indudable arraigo en esta localidad. Sus orígenes son anteriores al año 1834, pero esta fecha es una referencia para los historiadores y estudiosos de las tradiciones de la Vall y de este municipio en concreto puesto que de ese año data un curios intento de la iglesia por cristianizar una fiesta eminentemente pagana. Fue para pedir la intercesión de San Ramón Nonato ante una epidemia de cólera. Desde ese momento la celebración tuvo un auge que, con altibajos, retomó de nuevo mayor potencia desde el año 2010.