El estudio que se presentó la semana pasada en un marco propicio, el Centre Cultural de Caixa Ontinyent, con toda solemnidad, realizado por ATEVAL acerca del impacto económico del sector en las comarcas centrales y en concreto la Vall d'Albaida, el Comtat y l'Alcoià, ofrece una radiografía más que relevante sobre esta fuente de riqueza al extractar los datos concernientes a la Vall. Como destacaba Levante-EMV, «Las industrias textiles de la Vall generaron en 2015 más de 325 millones de euros de ingresos». Una cifra que representa casi el 44% del total del clúster textil de las tres comarcas. Convirtiendo a la Vall en comarca líder del textil valenciano.

El estudio ha sido financiado por la dirección general de Industria de la Generalitat, lo que demuestra un cambio de sensibilidad en el gobierno autonómico valenciano respecto a los anteriores del PP, cuyas prioridades estaban en toda suerte de castillos de naipes. También la Vall d'Albaida acapara la mayoría de estas empresas textiles, con el 43,9 %. Si bien frente a los centenares de trabajadores textiles que muchas empresas, sobre todo de Ontinyent, ostentaban antes de la crisis, en la actualidad ese computo se reduce, mayormente, a la consideración de microempresas, con entre uno y nueve trabajadores.

Y aunque es cierto que aquella máxima de finales del siglo pasado, al menos entre los industriales de la Vall, de diversificar y abandonar el monocultivo productivo de la manta, se ha cumplido con holgura, también lo es que el textil sigue siendo uno de los motores económicos de las comarcas centrales. Por lo que, al menos a corto plazo, la economía valldalbaidina va a tener ligada su salud a los vaivenes de esa industria.

Otro dato muy a tener en cuenta „frente a creencias o informaciones de barra de bar„ es que una de cada tres industrias del clúster valenciano realiza operaciones de comercio exterior, y que Ontinyent, con un 19% de exportaciones, se sitúa tras Alcoi, con una tasa de empresas exportadoras del 24,8%. El estudio también constata algo que se presumía, pero no se demostraba con rigor, y es que «desde el sector textil se interactúa con otras 58 actividades económicas, efectuando compras que están valoradas en 573 millones de euros. Aporta 133 millones de euros en sueldos y salarios y abona 30 millones en impuestos».

En general el susodicho estudio aporta la suficiente información como para extraerle jugo. Tanto por parte del empresariado como desde los gobiernos de territorios donde este sector es mayoritario. Los cambios del sector textil acontecidos con el proceso de globalización por estas comarcas madrugaron una década antes del funesto 2008, ahondando sus efectos con la denominada deslocalización; extremo este último del que no se aportan cifras comparativas. Lo bien cierto es que si, desde que la crisis asomó sus orejas en el sector textil, una cuarta parte de las empresas echaron el cierre, en 2016, en la Vall, del total de las 6.590 que operan (13,4%) son empresas industriales (886). Y lo que es más sustancioso de cara al empleo directo, hay 27.029 afiliaciones a la Seguridad Social que equivalen al 35,7% de trabajadores en la industria manufacturera. No resulta descabellado pues señalar que cerca del 50% de la ocupación valldalbaidina gira en torno al textil.