La Conselleria de Medio Ambiente terció ayer en el conflicto desatado por la incertidumbre sobre el destino de la basura del Consorcio de Residuos de la Safor, la Vall d'Albaida, la Costera, la Canal de Navarrés y el Valle de Ayora (COR) para lanzar un mensaje de «tranquilidad» a los vecinos de la Safor y la Vall d'Albaida y, de paso, apaciguar a los alcaldes que se despertaron con la noticia de que la recogida de la basura corría peligro en sus municipios.

«El servicio está garantizado con normalidad durante la Semana Santa y todo el mes de abril». Es la respuesta que dio Joan Piquer, director general de Calidad Ambiental, a preguntas de Levante-EMV después de que el organismo que gestiona la basura de estas cinco comarcas advirtiera del riesgo de colapso por no poder depositar los residuos en vertederos y amenazara con pedir a los ayuntamientos que no recogieran todos los días la basura si la Generalitat no ponía remedio a la situación.

Ambas instituciones acercaron ayer posturas para limar asperezas, restar tensión y asegurar que la situación está controlada.

A juicio de la Generalitat, la propuesta urgente de redistribución de flujos que a principios de semana se trasladó al COR soluciona los problemas derivados de la elevada producción de basura, que se dispara en los periodos vacacionales, especialmente por el turismo en la costa. Para salvar el repunte que se esperaba estas Pascuas, Piquer subraya que la conselleria ha puesto varias instalaciones «al máximo rendimiento», ha reforzado las plantas de Alicante y Xixona y ha incrementado el flujo a Guadassuar.

Hasta ahora, el COR desviaba sus residuos a 5 plantas con convenio en vigor: Algímia d'Alfara (32.000 toneladas al año), Llíria (18.000 tn), Caudete (25.000 tn), Guadassuar (17.800 tn) y Alicante (8.800 tn). La propuesta de redistribución de la conselleria aumenta los aportes y amplía el número de instalaciones receptoras: abre la puerta a que Xixona absorba hasta 15.000 toneladas (que la Vega Baja retiraría para derivarlas a Murcia) y añade también al Emtre, cuya planta de Manises podría albergar 12.000 toneladas más.

El COR y esta entidad están negociando la renovación del convenio que ya les unió el año pasado con el objetivo de disponer de un colchón y garantizar el tratamiento durante épocas punta de producción. Previsiblemente, el pleno del Emtre aprobará el acuerdo el 3 de mayo, aunque en el COR las condiciones se observan como muy exigentes y hace falta diálogo para perfilarlo. El director general apunta que la conselleria solo puede proponer los acuerdos, pero la parte administrativa «corresponde a los consorcios», en virtud de las necesarias relaciones bilaterales.

Para los gestores del COR, la propuesta de flujos de la conselleria también resultaba insuficiente porque no solucionaba los problemas a corto plazo de la entidad, que reclamaba con unanimidad e insistencia un mayor compromiso de Medio Ambiente para dotar de estabilidad al periodo transitorio, ante la necesidad de centrarse en la puesta en marcha de las plantas propias que, en un futuro, permitirían autogestionarse y no depender de otros consorcios.

Las conversaciones de última hora y la intercesión de la conselleria para encontrar salida a un déficit de toneladas generado esta semana, que el martes a mediodía todavía no tenía un destino asignado, ha permitido reconducir la situación a un escenario de más calma.

Joan Piquer admite las dificultades y asegura que en esta legislatura al menos tendrían que estar en marcha las obras de una de las plantas de tratamiento que se proyectan en las 5 comarcas. El alto cargo acentúa la necesidad de que «todos nos concienciemos de que hacen falta más plantas» y, en esa línea, pone como ejemplo el «modelo Algímia». «No pasa nada por que se ubique en un término municipal: puede ser una bendición en lo económico y en lo ambiental», observa.

«Estamos muy pendientes»

La conselleria está actuando de forma subsidiaria para coordinar la gestión del COR, consciente de que la situación es insostenible y está generando verdaderos problemas de gestión a nivel autonómico, que trascienden del área geográfica del COR. Desde Medio Ambiente sacan pecho por la redistribución de flujos aprobada en 2016, cuyos resultados se evalúan de forma exitosa: permitió reducir en 3.000 toneladas mensuales los porcentajes de rechazo a vertedero y mitigar los vertidos de materia orgánica. «Hemos estado y estamos absolutamente pendientes de los flujos de los residuos en la Comunitat Valenciana, en un contacto permanente y coordinado con los consorcios y las empresas concesionarias. A día de hoy, el tema está muy controlado, porque es una cuestión de interés público que el rendimiento ambiental de la gestión sea el máximo posible», defiende el director general.

Joan Piquer también hace hincapié en que la inminente reapertura de la planta de Bufali permitirá transferir en un lugar más próximo la basura de la Vall d'Albaida, contribuir a aliviar la congestión de la estación de Ròtova y mejorar el funcionamiento del COR.