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La cosecha del melocotón y la ciruela se dispara frente al declive del albaricoque

Los productores de la Vall y la Costera esperan mejorar los resultados de la campaña de fruta de 2016

Un agricultor aclara sus melocotones, aún verdes, en un campo próximo a Quatretonda. david pardo

Una buena calidad, un calibre aceptable y una producción notablemente superior a la del año pasado, cuando la ausencia de frío y las altas temperaturas adelantaron la recolección y ocasionaron importantes pérdidas. A las puertas de una nueva campaña de fruta de verano que arrancará la semana próxima con las variedades más tempranas de melocotón, las expectativas de los productores de la Vall d'Albaida y la Costera son mucho más optimistas que en 2016, aunque siempre dentro de la prudencia que impone el sector.

La cooperativa Cofrudeca, con sede en Bèlgida e integrada por socios de 14 poblaciones, augura una buena cosecha, aunque desigual en función de las variedades. En el ámbito de la ciruela, el melocotón, la necatrina y el paraguayo, el incremento de la producción podría oscilar entre el 30 y el 50% en la Vall. «Más floja» será, sin embargo, la cosecha del albaricoque, la fruta estrella de una entidad pionera en los cultivos ecológicos que ha alcanzado una posición de liderazgo dentro del sector en España y constituye uno de los motores económicos de la comarca.

Cofrudeca maneja entre 4 y 5 millones de kilos de esta fruta dulce, que ha experimentado un declive en los últimos años. Aunque se están reemplazando las variedades más viejas como la Galta Roja en favor de otras como el mirlo, el fruto no ha terminado de cuajar en un año duro por los vaivenes del tiempo. El presidente de la cooperativa, Alejandro Molina, señala que en los mercados europeos, donde Cofrudeca está muy presente, se aprecia «una mayor producción de variedades de carne roja». Molina vaticina un incremento del 50% en la cosecha del ciruelo gracias a un «cuaje formidable», si bien «en el campo dos y dos nunca hacen cuatro», recalca. Todavía es pronto para hablar de precios, pero el panorama para esta fruta «pinta bien» porque hay menos producción en otras zonas competidoras y el calibre cumple los estándares de calidad.

«De momento, lo único que promete rentabilidad es el ciruelo y la nectarina. El albaricoque está muy desigualado y hay poca cantidad», coincide Olegari Olivares, productor de fruta de Otos y miembro de la ejecutiva de la Unió de Llauradors, al juzgar la madurez del fruto. «El año pasado sufrimos mucho por la falta de lluvias y ahora los pozos comienzan a recuperarse», subraya. Aunque esta campaña «parece que será mucho mejor», Olivares no termina de fiarse: «la naranja parecía que iba bien, pero la liquidación de las cooperativas ha sido fatal». El experimentado productor sostiene que en la comarca hay mucha preocupación porque ni los cítricos ni los caquis han generado los rendimientos esperados, afectados por los diversos temporales. «El caqui se ha pagado a 10 céntimos menos el kilo que el año pasado y los calibres no han sido los ideales. Así cuesta mucho tener beneficios: antes al agricultor tenía la mitad de gastos», lamenta.

70% de producción en la Costera

Julián Úbeda, delegado de La Unió en la Costera, estima una producción «media-alta» de fruta este año, que cifra en el 70% de una campaña normal en la comaca, a pesar de que la lluvia tuvo una incidencia negativa en el proceso de floración en algunas zonas. «El año pasado la campaña acabó siendo muy mala por la mosca de la fruta, pero en esta temporada se espera más producción y de más calidad», apunta. En la cooperativa Llutxent-Otos -que gestion un millón y medio de kilos de fruta- también predicen una campaña «buena» en calidad y aforos y un pequeño repunte en la cosecha.

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