Entre los focos mediáticos del ya polémico proyecto faraónico de Centro de Arte y Arqueología que la propiedad del establecimiento hotelero Montsant quiere llevar a cabo en una zona protegida por una triple declaración de Bien de Interés Cultural, con tipología originaria de carácter nacional, además de un valor ambiental y de biodiversidad susceptible de protección incluso en el ámbito de la normativa europea, está pasando casi desapercibido el proyecto de ampliación de la capacidad del alojamiento. Afirmaban muchos huéspedes que uno de los encantos, y en los que reside su atractivo desde la puesta en marcha como establecimiento hotelero, es su reducida dimensión marcada por el emblemático y valioso enclave histórico y natural en el que se levanta, el entorno de la falda del Castillo y los restos del antiguo Monasterio de Santa María Magdalena de l'Aljama del Monte Santo de Xàtiva.

Así lo vio, en el inicio, el primer gestor del establecimiento, que lo llevó a un éxito y notoriedad, que todavía sigue generando flujo turístico, con hitos como la presidencia en España de la prestigiosa asociación Relax & Chateau, la reunión de una puntera marca automovilística alemana, reportajes en principales revistas de viajes o las frecuentes visitas de personajes de referencia social y política.

En los últimos años se fue imponiendo una visión empresarial que ha puesto la rentabilidad y la explotación económica, por encima a veces de estándares de calidad ya conseguidos, haciendo acto de presencia las descontextualizadas cabañas y carpas para eventos en los que la música estridente a alto volumen rompe la paz de un enclave privilegiado por sus especiales y exclusivas características paisajísticas, naturales e históricas que son capaces -y así lo hicieron en otros tiempos- de cautivar y satisfacer a un visitante europeo de alto poder adquisitivo con inquietudes patrimoniales culturales y que se decanta por un turismo sostenible en enclaves en los que se nota un esfuerzo por conservar, adecuar y hacer bien las cosas.

Por ello, la poco difundida intención de ampliar Montsant, que prevé más construcción en un mínimo espacio en la parte más valiosa del conjunto, entre los restos de muralla medieval, la ermita de Sant Josep con su histórica puerta de la Aljama y la romántica subida en ziz-zag desde la plaza del Collar de la Coloma, con la monumental Colegiata de Santa María y su crucero barroco de fondo, emergiendo entre el caserío de teja moruna del barrio de San Pedro y el conjunto histórico-artístico, no aportará mucho al encanto, -sí en cambio al beneficio del particular-, y seguramente desmerecerá para siempre la impresionante panorámica histórica, natural y tradicional del corazón del solar de la Xàtiva antigua, hasta la que no llega, todavía, la horrible cicatriz de camino hormigonado consentido bajo las murallas de Levante.

La oscura y de la que ya nada se sabe, pese a la denuncia pública, el cambio de gobierno municipal y las vacías declaraciones de revertirla, desafección de dudosa legalidad de parcelas del BIC Monumento Nacional Castillo de Xàtiva para su venta a la propiedad de Montsant, incrementa las sospechas sobre un proyecto de ampliación que rebasará con creces la capacidad de carga turística sostenible de un alojamiento con encanto que ya ha dejado de pertenecer al selecto Club Rusticae cuyo lema reza «no son muchos, son los mejores».

Y mientras, el casco antiguo de Xàtiva demanda a gritos desde hace decenios, un alojamiento de referencia, de entre 50 y 100 habitaciones, que dinamice la actividad turística de una vez por todas entrando en el circuito touroperador europeo cultural de pernoctaciones. Se dejó pasar la oportunidad de solicitar un merecido parador de Turismo, con suficiente capacidad, en alguno de sus magníficos edificios emblemáticos. Una gestión que bien llevada, „y no la farsa interesada que se quiso vender con el Palasiet„ ante Paradores u otra cadena hotelera especializada de garantía, hubiera podido traer un buen hotel de calidad como el que recuerda el imponente edificio modernista, frente a la antigua estación de servicio-centro de visitantes, la fuente del León y la casa Botella, que albergó el gran Hotel Españoleto. Poco o nada se ha avanzado desde su cierre en Xàtiva.